El Córdoba continúa en negociaciones con el vallisoletano Alfonso Serrano para que ocupe el puesto de director deportivo para relevar a Rafa Berges. Cuatro temporadas y media ha estado Alfonso Serrano en la dirección deportiva del Tenerife, desde que llegara en el 2014 a la isla para una segunda etapa (estuvo antes, del 2006/08) en la que contrató a cinco entrenadores y jugó una fase de ascenso en la 2016/17, en la que los chicharreros se quedaron a un gol de subir a Primera ante el Getafe. Aunque desde la 2017/18 la línea fue descendente, y acabó saliendo del Tenerife en noviembre del pasado 2018, poco después de haber contratado al excordobesista José Luis Oltra, tras despedir a Etxeberria en la quinta jornada.

Fuentes periodísticas de la isla tinerfeña definen a Alfonso Serrano como «un director deportivo no muy invasivo» en el trato con la plantilla. «Intenta generar buen grupo, controlar el ambiente y tener siempre jugadores veteranos, una especie de guardia pretoriana que controle el vestuario y que sostenga las situaciones de mayor presión», aseguran estas fuentes.

Sobre su trato con los entrenadores, desde Tenerife se asegura que «suele tener mucho contacto pero deja trabajar, mantiene mucho la confianza en el entrenador pero, cuando la pierde y debe hacer el cambio, lo hace». No obstante, tiene mejor ojo con los futbolistas que con los entrenadores. «Es un director deportivo que ficha bien, pero quizás ficha mejores jugadores que entrenadores, en los que se maneja peor a la hora de elegir», aseguran desde la isla. Con los futbolistas, sin embargo, Alfonso Serrano «tiene bastante buen ojo, sobre todo del centro del campo hacia delante». La lista de aciertos es larga y no solo por rendimiento deportivo, sino también económico. Por ejemplo, logró la cesión de Amath Ndiaye cuando solo había jugado en Tercera con el Atlético B y el préstamo por dos años del Choco Lozano, al que tenía atado si el Tenerife hubiera subido a Primera. Serrano también trajo a Luis Milla, por el que se invirtieron 500.000 euros y que este verano tiene muchas papeletas de salir por una cifra cercana a los cinco millones de su cláusula. Bryan Acosta, vendido por más de dos millones de euros, Shibasaki, Longo o Malbasic fueron otras de sus gestiones positivas.

Sin embargo, en la recién finalizada 2018/19 optó por la salida de Juan Villar para incorporar a Naranjo, «que costó 400.000 euros por el 50% de sus derechos». Confiaba mucho en Naranjo, pero su rendimiento fue pobre para lo que se esperaba de él. Villar, que lo había hecho bien en la anterior temporada, acabó siendo relevante en el ascenso de Osasuna. En ese verano del 2018 comenzó a cimentarse su descrédito ante una afición que pidió la cabeza del entrenador Etxebarria y posteriormente del director deportivo que le trajo, Serrano, que entonces fue consciente del error que supuso renovarlo. El presidente del Tenerife, Miguel Concepción, aseguró tras la marcha del potencial nuevo director deportivo blanquiverde que «estoy contento con su trabajo y lo considero un buen director deportivo, nos ha dado réditos con los jugadores que contrató, no se merecía que lo cesara». Con el aval de lo hecho en Tenerife aspira a dirigir los designios deportivos del Córdoba.