Se fue Alves a la Juventus y la vida en la banda derecha del Barça cambió para todos, empezando para el propio Luis Enrique, quien en su primera rueda de prensa de la temporada (julio del 2016) admitió, con buenas palabras, eso sí, su disgusto. «Fue la primera noticia del verano. Me sorprendió», confesó el técnico, dolido porque una pieza tan esencial de su andamiaje táctico -Alves era mucho más que un lateral, ejercía de socio, cómplice y contrapeso a Messi en ese carril ya se entendían ambos con la mirada- se iba a Italia, liberando al club, todo hay que decirlo, de una elevada ficha para equilibrar la masa salarial de la plantilla.

Ahora, el Barça se fija en Juanfran, el lateral derecho del Deportivo (cumplirá 29 años en septiembre), siempre y cuando tenga opciones en la Liga. Todo pasa por ganar en el Calderón y activar esa operación (la cláusula es de 8 millones de euros, pero podría venir por menos dinero) para tener una alternativa a Sergi Roberto, a quien se le ve sufrir más de la cuenta en los últimos partidos.

Cambió la vida para Luis Enrique al perder a su ala derecha, con todo el perjuicio que eso suponía para el Barça. Cambió la vida para Sergi Roberto, excelente interior, ordenado y pulcro medio centro, a quien le obligaron a asumir un rol que no había hecho con regularidad. De pronto, le tocó ser el dos del Barça, un asunto trascendente porque en esa zona se mueve Messi. Y se le ve más incómodo, obligado a realizar funciones que no interiorizó en su aprendizaje en La Masia.

Acostumbrado a ser interior box to box (de área a área), Sergi Roberto padece cuando debe correr hacia atrás. En los dos últimos partidos, y con el equipo desequilibrado por otras razones que van más allá del inquilino del dos, Draxler le sometió a una tortura en París y el Leganés se aprovechó de un error suyo en la salida del balón para firmar el empate.

Sufre Sergi Roberto, como se vio el domingo, sufre Luis Enrique, sufre, además, Aleix Vidal, quien había renacido para esa posición, rebelándose contra la marginación que vivió en los cinco primeros meses hasta la entrada de Theo, el lateral zurdo del Alavés. De pronto el exsevillista se vio en un hospital despidiéndose de la temporada, abriendo un boquete aún más grande en esa zona de la zaga. Un boquete que obliga al club, siguiendo las órdenes de Luis Enrique, a tomar medidas urgentes. Al Barça, además, se le acaba el tiempo para traer ese nuevo lateral derecho porque el 2 de marzo finaliza el plazo. Una pieza que Luis Enrique solo podría usar en la Liga ya que no está permitida su inscripción en la Champions ni tampoco podría jugar la final de Copa.