España jugará la final del Mundial Sub17 de la India ante Inglaterra, tras derrotar ayer, por 3-1, a Mali en un partido muy exigente que fue capaz de cerrar con orden, capacidad de sufrimiento y mucho talento individual. Mali y España ofrecieron un partido generoso e intenso, en el que no especularon en lo más mínimo desde el pitido inicial, pero que el orden táctico y las individualidades hicieron caer del lado de La Rojita de Santi Denia.

César Gelabert llevó el peligro a la meta contraria entrando en el área y cayendo en una acción que el árbitro no vio merecedora de penalti. Minutos después, el mismo delantero del Real Madrid enganchó un disparo desde la frontal que se fue rozando el palo.

En el lado malí, N’Diaye puso el susto en el cuerpo de la zaga española con un buen tiro, que se fue rozando el palo y un toque con la punta de la bota sobre una mala salida de Álvaro Fernández que no entró de milagro.

FIN AL BAILE FRENÉTICO / El baile frenético duró hasta que Gelabert se metió de nuevo en el área, amagó el tiro para que el central Diaby le derribara. El árbitro señaló penalti. Abel Ruiz marcó el 1-0 (19’).

A los 38 minutos, Docoure probaba los reflejos de Álvaro Fernández con un duro disparo que el meta malaguista sacó con dificultad. Sin embargo, a los 43 minutos César Gelabert le «robó la cartera» a Kane en la mitad de la cancha, y metió un soberbio pase entre líneas para que Abel Ruiz resolviera con mucha calidad. Con el 2-0 se llegó al descanso.

Tras el paso por vestuarios, Mali salió con todo, dejando huecos atrás y el contragolpe de España comenzó a amenazar con el tercero. Lo pudo hacer Abel Ruiz hasta en tres ocasiones, pero la mala suerte impidió su triplete. Pero para mala suerte la del equipo africano, que vio cómo un trallazo lejano de Doucoure golpeaba el travesaño y botaba dentro de la portería, sin que el árbitro lo contara como gol válido. España vio pasar el susto.

Incluso llegó a sentir alivio a los 71 minutos, cuando un centro magistral de Sergio Gómez desde la izquierda fue cabeceado junto al palo por Ferrán Torres, para poner el 3-0. Pero hoy tocaba sufrir. Tres minutos después Hugo Guillamón se complicó la vida, N’Diaye le robó el balón y batió a placer al arquero español.

El gol dio un empujón moral a los africanos, y España tuvo que volver a encomendarse al orden para aguantar las acometidas rivales, que convirtieron el partido en un pim pam pum de tiros sin tino. Al final, España logró clasificarse para su cuarta final del Mundial de la categoría.