"Antonio Povedano fue mi introductor en Córdoba, fuimos grandes amigos. Se ha marchado sin aprender a bailar y yo que quedo aquí, sin saber cantar. Era un compromiso que teníamos los dos", recordó ayer Venancio Blanco al ser preguntado por lo que ha significado Córdoba para este salmantino que piensa que "el arte es un milagro", habla de "la grandeza de la amistad" y cree en las "vidas paralelas" del toro bravo y Cristo. "En alguna ocasión he dicho que eran las únicas líneas paralelas que se encontraban", continuó el artista que considera que "el toro triste", otra de sus creaciones, "es el que indultan y vuelve al campo, pero lo hace con la tristeza de no haber muerto como Jesús en la cruz. El toro bravo debe morir en la plaza".

Blanco considera que la obra de un artista se compone de muchas, "pero no es más que una", sobre todo cuando, "como en mi caso, he hecho lo que se me ha ocurrido. El toro bravo es una parcela en este cuento". También habló el artista de su 'Sagrada Cena', en la que recoge "la grandeza de la amistad", de hecho, a Judas lo muestra sin bolsa porque "pienso que si no salvamos a Judas no podríamos salvar a casi nadie". "Yo le quité la bolsa a Judas, es muy difícil condenarle, igual que a los hombres", continuó Blanco, que cree que "el arte es la belleza" y "ese es el premio que reciben los artistas del Creador, utilizar la libertad sobre todo para seguir contando la obra más importante que hizo el Creador, la belleza, desde la escultura o la pintura, y los que no dibujan o pintan es porque no quieren, de niños siempre se dibuja", dice.