Pese a alguna que otra polémica, asegura vivir un momento «dulce», algo que transmite en el entusiasmo con el que habla del espectáculo que va a poner escena en el Compás de San Francisco, ya entrada la madrugada, durante la próxima Noche Blanca del Flamenco, algo que también le hace muy feliz y considera «el mejor galardón del año». Su apuesta para esa noche ha sido Soleado, un montaje que estrenó en Sevilla hace tres años y al que ahora se incorpora Carmen La Talegona, para quien ha creado nuevas escenas en este espectáculo, y también brillará especialmente la soleá de Córdoba.

-¿En qué momento de su vida se encuentra?

-Estoy en uno de los momentos más dulces de mi carrera. Tengo 56 años, pero soy todavía un joven veterano y los tragos a esta edad se beben a sorbitos. Aún estoy en plena forma porque si no, no podría bailar, hay que estar atento a tu cuerpo, al descanso.

-¿Hasta cuándo dura la vida de un bailaor?

-Mientras se tenga ilusión. La ilusión es el motor de cada día, de querer continuar. Cuando se pierde la ilusión, apaga y vámonos. Por supuesto, hay que saber la edad que se tiene, pero puedes alargarla mientras tengas esa llama viva dentro de ti.

-¿Por qué ha decidido estrenarse con ‘Soleado’ en la Noche Blanca del Flamenco?

-Es un espectáculo que estrenamos en Sevilla en el 2015, y en aquellos momentos la artista invitada era Adela Campallo. Es un montaje en el que prima, aunque hay otros palos, la soleá. Y aquí vamos a hacer soleá de Córdoba, fandangos de Lucena… Y quién mejor para invitar en esta ocasión que a Carmen La Talegona, con quien hace mucho tiempo quería trabajar, y ningún sitio es mejor que su tierra.

-¿Qué aporta La Talegona al espectáculo?

-Emociona. Ella es dinamita pura, pero es mora, es una califa. Hace un número, que se ha creado especialmente para ella, que va a cortar la respiración, esa noche se va a encender Córdoba.

-¿Qué le parece esta cita con el flamenco?

-Siempre me ha parecido muy atractiva, preciosa. Creo que Córdoba vive esta velada de una forma muy especial porque tiene esas noches estrelladas que sacan a la gente a la calle, sobre todo con el flamenco, que es el cantar de nuestro pueblo. Los espacios y el nivel del elenco son increíbles. Lo tenemos todo organizado para coger un ritmo maravilloso esa noche y que la gente nos vea frescos.

-¿Qué le da el baile flamenco, las tablas?

-El baile es mi insulina, es mi escape, mi mejor vocabulario. Ni en mis peores momentos he dejado de bailar. Creo que el baile me eligió a mí, no yo a él.

-¿Qué hay que sacrificar para hacer algo excepcional?

--Como en todo en la vida. Hay que sacrificar mucho para llegar a la excepción. Es una consagración a la belleza, pero también al dolor, es luchar contra tu cuerpo, contra el tiempo. Sacrificas a tu familia y otras muchas cosas.

-¿En qué lugar pone la tradición cuando piensa en un nuevo espectáculo?

--La tradición, para mí, son los cimientos. Y siempre me gusta partir de ellos, y con una base sólida, pero también me gusta mucho investigar. Parto de la pureza, pero luego meto a Gaudí o a Dalí.

-¿Cree que el baile es el palo donde más se puede innovar?

-No estoy tan seguro. Creo que la música ha sido más impulsora de la innovación que el baile. La revolución partió más del toque y del cante que del baile. Nosotros nos montamos en la ola de estos creadores y, hoy día, el baile quizá sea lo más explosivo.

-¿A quién pondría en el altar del baile flamenco?

-A Carmen Amaya. Es muy difícil de igualar. Es uno de los símbolos mágicos del baile flamenco. Actuó con todo tipo de bailarines, hizo películas…. Es única.

-No puedo evitar hablar de la polémica que generaron sus declaraciones sobre el último festival de Jerez. ¿Alguna vez ha pensado que debe contar hasta diez antes de decir algo?

-La verdad es que sí, sobre todo, me lo han hecho plantear toda la gente que hay a mi alrededor. En este caso, reconozco que mis declaraciones fueron soeces, muy mal habladas, pero yo quería llamar la atención a la dirección del festival, y para eso no puedo utilizar palabras bonitas. Yo quiero mucho a la directora, pero yo llevo yendo a Jerez antes de que ella llegara. Jerez forma parte de mí, quiero a esa ciudad y amo a sus flamencos. Creo que mi opinión no es la de cualquiera, y puedo decir cuándo un festival no está haciendo las cosas como debe. Quizá mi forma de denunciarlo no fue la más idónea, pero pedí disculpas con cartas al Ayuntamiento y a la directora. Quiero que el pueblo de Jerez me perdone si pensó que esa crítica iba contra esa ciudad, pero no me gusta como están haciendo ese festival y pienso que Jerez no se lo merece.

-Ha recorrido el mundo con su arte. ¿Significa algo especial para usted entrar en el cartel de la Noche Blanca del Flamenco?

-Yo tenía muchas ganas y siempre pensaba que algún año me tenía que caer. Cuando me lo dijeron, me puse muy contento. Tengo mucha ilusión de bailar al aire libre delante de los cordobeses. Para mí, es el galardón más bonito del año.