Interesante producción alemana, dirigida por Michael Herbig, a partir del guion escrito por Kit Hopkins y Thilo Röscheisen, donde se nos cuentan los avatares de una familia que vive en la República Democrática Alemana y sueña con pasar a Occidente, durante los años terribles de la represión comunista, cuando no te podías fiar ni de tu vecino, pues podía ser un informador de la policía o un miembro de la stasi, como ocurre en esta historia basada en hechos reales, diez años antes de la caída del muro. Y no se les ocurre otra cosa que, con la ayuda de otro matrimonio que tiene las mismas intenciones, fabricar un globo aerostático, que, con la ayuda del viento favorable (que sopla muy de vez en cuando), los transporte al otro lado de la frontera en plena noche, hacia la libertad.

Pero hasta el intento de huida, habrá innumerables vicisitudes que alimenten la tensión dramática y el suspense de la cinta, construida en base a las buenas interpretaciones del reparto y una escritura de guion convincente, además la ambientación de la época ayuda al buen resultado de Viento de libertad, introduciéndonos en ese mundo tan cerrado en que los miedos protagonizaban el ambiente vivido en los tiempos del apogeo de lo que se conoció como Guerra Fría, porque simplemente el descubrimiento de sus intenciones les podía costar la vida.

Aunque no es la primera vez que se relatan estos hechos para la gran pantalla -en 1982 filmó Delbert Mann Fuga de noche-, merece la pena el visionado de esta cinta que ha sido seleccionada para los Premios del Cine Alemán con dos nominaciones. El filme bascula entre el drama y el thriller, ofreciendo el suficiente entretenimiento como para que sus dos horas de duración pasen sin aburrimiento en ningún momento, llevándonos además hasta un tiempo y un lugar relativamente lejanos, pues ya hace 40 años de los sucesos narrados y 30 de la extinción de esa separación.