La primera bailarina y subdirectora artística del Ballet Nacional de Cuba, Viengsay Valdés, afronta el reto de relevar a la legendaria Alicia Alonso, actual directora general de la compañía, con gran «responsabilidad» y con la intención de «respetar el legado histórico», pero también aportando «aires frescos».

A los nueve años iniciaba su andadura en el mundo de la danza y a los doce se proponía llegar a ser primera bailarina. Un reto logrado gracias a su «constancia» y «exigencia», al que ahora se añade el de tomar el testigo de manos de Alicia Alonso.

La compañía visitó ayer Pamplona para interpretar La Cenicienta, un ballet en dos actos basado en el cuento universal pero llevado a la danza clásica, con toques de humor y mucha pantomima. En una entrevista, la «fiel seguidora» y pupila de Alonso aseguró tener «la fuerza necesaria» para compaginar la subdirección de la compañía con ser primera bailarina. Aunque responsabilizarse de ambos cargos «demanda mucha energía», Valdés lo afronta con la ilusión de quien disfruta lo que hace. «Si como bailarina me autoexijo mucho y soy muy seria, espero serlo también como subdirectora, porque es así como uno logra ese buen resultado en escena», señaló.