El guitarrista cordobés Vicente Amigo cerró, la madrugada de ayer, las galas flamencas del Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión, en cuyo antiguo mercado público encandiló al público con un repaso a su discografía, incidiendo en los temas de su octavo y último disco de estudio, Memoria de los sentidos, donde ha vuelto a las raíces. Una vez que el maestro Paco de Lucía dejó el trono de los tocaores huérfanos tras su inesperado fallecimiento en México en 2014, Amigo demuestra año a año que es un digno candidato a acercarse a esa posición en el panteón actual de los guitarristas flamencos.

Tras pasar por los escenarios italianos y del Festival de la Guitarra de Córdoba, y aún con fechas ya comprometidas en América, Amigo recaló en la Catedral de Cante en la gala más esperada por el público flamenco, tal y como demuestra que ha sido la única actuación individual del ciclo de conciertos de estrellas. El guitarrista comenzó en solitario el concierto con Callejón de la luna, de su disco De mi corazón al aire (1991). La energía siguió in crescendo acompañado los Tangos del Arco Bajo y la bulería Autorretrato, donde destacó el poderío vocal de Rafael de Utrera. La percusión de Paco González, la guitarra de Añil Fernández, el bajo de Ewen Vernal y las palmas completaron perfectamente durante todo el concierto a la guitarra de Amigo, que destacaba sin quitarle protagonismo a su acompañamiento, como quedó demostrado en Estación Primavera y unas seguiriyas. Y Amoralí fue la rumba que elevó la intensidad de la actuación del guitarrista.