Obra: Taxi, Run for your wife

Autor: Ray Cooney

Intérpretes: Josema Yuste, Sergio Fernández ‘El Monaguillo’, Santiago Urrialde, Esther del Prado, Maribel Lara y Javier Losán.

Versión y dirección: Josema Yuste y Alberto Papa-Fregomén.

Lugar y día: Teatro Góngora, viernes 4 de mayo.

Buen guión de Ray Cooney, buena versión a la española con alusiones a lo que nos es más cercano, buena puesta en escena, buena iluminación y escenografía, y buena interpretación. Ya puede caer el telón de Taxi.

La obra cuenta la historia de un taxista que está casado con dos mujeres y vive con ellas en dos casas distintas en barrios distintos. Una noche tiene un tropiezo con Falete y su bolso que le lleva a pasar la noche entre el hospital y la comisaría. Sus esposas denuncian su desaparición y ahí comienza el follón.

Taxi es una comedia de enredo adaptada al momento español con alusiones a temas de actualidad, la política que nos rodea y a la historia, véase la referencia del inspector franquista. La puesta en escena está dominada por continuas entradas y salidas con un ritmo frenético y vertiginoso que no dan ni un momento de respiro tanto a intérpretes como al público. Cada acción provoca un nuevo enredo que lleva acarreadas mentiras cada vez más inverosímiles que inducen a tomar resoluciones a toda máquina mediante gags, balbuceos buscando una salida, una mentira descabellada que lleva a otra, hechos y contratiempos que se llevan a absurdo, algunos agarrados por los pelos, pero con mucho desparpajo que producen la hilaridad en el público.

Un triángulo en el que en uno de los vértices encontramos a las dos esposas que ignoran cada una la existencia de la otra, muy bien interpretadas por Esther del Prado y Maribel Lara; en otro, los dos policías empeñados en descubrir el meollo de la cuestión, a cargo de unos magníficos Felisuco (Santiago Urrialde) y Javier Losán, y en el tercero, Josema Yuste, el taxista, y Sergio Fernández El Monaguillo, que aportan la comicidad extrema tal como nos tienen acostumbrados.

La complicidad se hace patente en toda la obra. Solo hay que recordar el momento en el que se detiene la acción porque todos los actores se están riendo y toca improvisar. Taxi es un pasatiempo al que no se le puede pedir más que divertir, no que presente personajes creíbles: no podremos encontrar a nuestro alrededor gente parecida. Una obra repleta de juegos de palabras y gags visuales para resolver situaciones ridículas ya que se trata de un divertimento sin mensaje alguno; pero no todo el teatro debe ser profundo y serio, también debe permitir una vía de escape para la risa, sin más.