El escritor Mario Vargas Llosa se mostró ayer partidario de que en el arte y la literatura prime la libertad «más irrestricta», aunque muestren lo peor de la sociedad, y ha considerado que la decisión de retirar una obra de Arco convirtió «en una obra de arte algo que era un puro adefesio». En una entrevista con Efe, Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936) ha asegurado que no debe haber otros límites a la libertad de expresión que las leyes y que son los tribunales los que deben determinar si hay una infracción de la legalidad «y no los gobiernos». El Premio Nobel de Literatura se ha referido así a dos hechos ocurridos la pasada semana, como fueron el secuestro judicial del libro Fariña y la retirada de Arco de la obra Presos políticos: «Prohibir libros o cuadros es absolutamente antidemocrático», aseguró en la presentación de su nuevo libro La llamada de la tribu.

«Es un gravísimo error», recalcó el escritor, que recordó que la función del arte es «sacar los demonios de la jaula y mostrarlos a plena luz» aunque la obra no guste: «En el caso de Arco fue una especie de provocación, de mal gusto, y prohibirla fue darle una publicidad extraordinaria». En su nuevo libro, editado por Alfaguara, el Premio Nobel de Literatura hace una autobiografía intelectual y política a través de los pensadores que más han influido en él, un libro en defensa del liberalismo y contra «las mentiras y calumnias» que se han tejido entorno a esta corriente de pensamiento.

INDEPENDENTISMO

Uno de estos pensadores es Ortega y Gasset, del que Vargas Llosa asegura que fue profético al señalar el independentismo como la mayor amenaza para la democracia española. El nacionalismo catalán ha sido un «monstruo» que ha sido «artificialmente fabricado» a través de la educación, en opinión del autor. «Pero de la misma manera que se ha fabricado puede también desvanecerse. Tengo la impresión de que ese proceso ya ha comenzado. Hay muchos catalanes que se dan cuenta de los estragos que está causando el nacionalismo y que van a volver a la razón y a la sensatez», sostuvo Vargas Llosa, que tiene la esperanza de que ese fenómeno «haya quedado atrás tras la experiencia terrible».

Respecto a la intención de que el expresidente catalán Carles Puigdemont fuera candidato a su reelección cuando se encuentra huido de la Justicia en Bélgica, el escritor destacó que «todos los nacionalismos son una fuente de disparates de carácter histórico, sociales, políticos y no hay que esperar una conducta que sea democrática, racional, legal». «El nacionalismo es la negación de todo eso, parte de una superchería de tipo ideológico de que pertenecer a una tierra determinada supone un valor. Y eso significa racismo disimulado y significa también violencia, desprecio hacia el que no participa de ese valor y por eso el nacionalismo ha llenado de cadáveres y de sangre la Historia», señaló Vargas Llosa, que ha recordado que «la locura hitleriana fue una locura nacionalista».

Vargas Llosa hizo también una defensa del partido de Albert Rivera, del que ha dicho: «Es difícil no sentir simpatía por Ciudadanos». Para el escritor, el hecho de que Ciudadanos haya crecido tanto «habla bien» no solo del partido sino del electorado español, que «premia» en las encuestas a un partido «que ha mostrado mucha sensatez, mucho realismo» y que ha actuado «de una manera responsable, sensata y valiente oponiéndose al nacionalismo, defendiendo la gobernabilidad en un momento muy crítico para la democracia española».

DONALD TRUMP

Vargas Llosa se refirió también al presidente norteamericano, Donald Trump, como «la negación del liberalismo»: «Un señor que quiere levantar fronteras» y con una política «claramente discriminatoria contra los inmigrantes». Un caso de «populismo flagrante» contra el que creía que Estados Unidos estaba vacunado, y que ha ocurrido también en la democracia arraigada de Gran Bretaña con el Brexit, que ha calificado de «manifestación de populismo y nacionalismo». «Eso demuestra que no hay sociedades que estén totalmente vacunadas contra el populismo», señaló por último el Premio Nobel.