El escritor Tom Perrotta ha decidido, según parece, alternar entre los periodos de soledad del novelista y el trabajo colaborativo en las salas de guionistas. Tras la buena experiencia de 'The leftovers', adaptación cocreada por él mismo de su novela 'Ascensión', ahora repite con HBO en 'La señora Fletcher', otra traslación (con variaciones en tono) de una obra propia. Novela y serie cuentan la historia de la liberación sexual tardía de la mujer madura del título, encarnada por una gran Kathryn Hahn. El lunes se estrena en nuestro país.

-¿Quién tuvo la idea de convertir 'La señora Fletcher' en serie? ¿Usted mismo?

-Sí, fue idea mía. Había hecho 'The leftovers' con HBO y había sido una experiencia maravillosa. Llegué a la conclusión de que las series más o menos largas son una forma ideal de adaptar novelas; no tienes que cortar cosas, sino, de hecho, puedes profundizar en ellas y mejorarlas.

-Pero imagino que quedó contento con las adaptaciones al cine de sus novelas ['Election', de Alexander Payne, y 'Juegos secretos', de Todd Field]. Ha tenido suerte.

-He tenido tanta suerte. Me encantan ambas películas. Pero, como muchos escritores y cineastas, estoy entusiasmado con las posibilidades de las series. Por ejemplo, el guion que Todd Field y yo escribimos para 'Juegos secretos' era bastante largo, y tuvimos que quitar algunas líneas narrativas de la película.

-Según David Simon [creador de 'The wire'], los novelistas son buenos guionistas de series porque saben ver el conjunto.

-Eso es interesante, pero, en mi experiencia, este trabajo incluye también grandes dosis de improvisación. La gente debe pensar que teníamos planificada 'The leftovers' desde el principio. Y no fue así. Improvisamos muchísimo.

-Escribió 'La señora Fletcher' después de empezar a trabajar en 'The leftovers'. ¿Sintió que haber trabajado en tele afectaba a su forma de hacer novelas?

-Escribí la novela a la vez que hacía las dos últimas temporadas de 'The leftovers'. Me habría gustado dedicarme solo a la novela, pero la serie llevó más trabajo del que esperaba y superpuse ambas cosas. 'The leftovers' me había sacado por completo de mi zona de comfort: yo soy un escritor realista, cómico, que escribe sobre sexo y sistemas lectivos y cosas así. Con la serie me había encontrado en mitad de un paisaje cósmico y distópico. Al empezar 'La señora Fletcher', tuve la sensación de estar volviendo a ser mi yo habitual. Estos días, Damon Lindelof [cocreador de 'The leftovers'] y yo volvemos al unísono a la tele con proyectos muy nuestros; él con la adaptación de un cómic ['Watchmen'], yo con mis cosas de relaciones.

-¿Cuáles son las principales diferencias entre escribir un guion y una novela? ¿Los primeros se basan más en las acciones y las segundas en los pensamientos?

-Generalmente adapto mi propio material y los procesos son muy diferentes. Cuando hago una novela, es como un acto primario de imaginación. Al llevarla a la pantalla, el esfuerzo es de traducción a un nuevo medio. Lo que no significa, en ningún caso, que el trabajo sea más sencillo. Además, al llevarlo a cabo empiezas a ver la novela de otra manera y te abres a reelaborar el material.

-¿Empieza a verla de otra manera, o se la hacen ver? No sé cómo lleva estar rodeado, en la sala de guionistas, de gente que discute los actos o las palabras que ideó para sus personajes.

-Puede ser doloroso (risas). Pero también me atrae ese entorno colaborativo. Creo que es importante salirse del camino establecido y hacerse preguntas sobre lo que parece tallado en piedra. A veces me reboto, pero entiendo que hay muchas formas de contar una misma cosa.

-He detectado un cierto cambio de tono entre novela y serie, como si se rebajara ligeramente la sátira y se elevara la empatía hacia la heroína y su búsqueda sexual.

-Probablemente sea verdad. Una de las cosas que Kathryn [Hahn, la actriz protagonista] me dejó muy claras desde el principio fue que este no es un personaje cómico. Y que su deseo de encontrar otra forma de vivir es muy seria. Rebajamos un poco el componente satírico, e incluso Brendan [el personaje del hijo, quien también se hace preguntas en paralelo sobre su propia actitud hacia el sexo] tiene otra humanidad. En el libro le cuesta un poco alcanzarla.

-Ese intento de humanizar a Brendan se advierte desde el primer episodio. Me refiero, sobre todo, al momento en que dedica una mirada tierna a su madre antes de salir de la cocina.

-En este sentido, ayudó mucho que los actores hubiesen leído el libro y conocieran todo el camino que recorren los personajes. Brendan era muy odioso al principio del libro. Y quizá no debía ser enteramente odioso.

-Ha reunido a un grupo interesante de directoras. Todas ellas de antecedentes bastante distintos.

-HBO, Kathryn Hahn y yo mismo queríamos hacer una serie que diera la voz a las mujeres. Hahn tenía un trabajo difícil, con muchos desnudos, y se iba a sentir más cómoda trabajando con directoras. Siempre me ha encantado Nicole Holofcener [directora del piloto] y creo que nuestros tonos pueden ser similares. Liesl Tommy fue una recomendación de HBO y su trabajo ha sido excelente. Carrie Brownstein es una mujer renacentista; es un placer trabajar con ella y es muy seria como directora. En cuanto a Gillian Robespierre, 'Obvious child' es una de mis películas favoritas de los últimos tiempos. Y creo, sigue, la tradición tragicómica de Holofcener.

-¿Qué películas o series puede admitir como referencia?

-La principal influencia, así en el libro como en la serie, fue 'El graduado'. Es una película que me encanta, aunque considero que el personaje de la Sra. Robinson merecía otro trato; hicieron de ella un personaje antipático. El mío es más dulce. Y al contrario que 'El graduado', mi historia se preocupa por las mujeres maduras, su experiencia, su perspectiva.

-¿Acaba la primera temporada donde acaba el libro?

-No exactamente, pero prefiero no hablar de ello. Hemos contado la historia que queríamos contar. No es toda la que cuenta el libro, pero tampoco tengo tan claro que vaya a haber segunda temporada. Sea como sea, el libro tampoco marca ningún límite para la serie.

-¿Y qué será lo siguiente para usted? ¿Libro o serie?

-Diría que ahora toca sumergirse en una novela… El de showrunner es un trabajo muy exigente. He necesitado dos meses para volver a coger fuerzas. Ahora ya me siento preparado para dedicarme a otra novela.