Bajo el título Confesiones de una diva, la cantante cordobesa La Trini ha reunido algunas de las canciones «grabadas a fuego en mi corazón», dice, que mañana dará a conocer en el Teatro Góngora, acompañada de sus músicos habituales -Juan Antonio Sánchez (piano), Juanma Ruiz (bajo), Patricio Cámara (percusión) y Eles Bellido (violín)- y la colaboración extraordinaria del bailaor Rafael del Pino Keko y el guitarrista José Quevedo Bolita. Con ellos ha preparado un espectáculo lleno de teatralidad para dar rienda suelta a melodías que la han acompañado toda su carrera y que han evolucionado con ella para sonar como suenan ahora, mucho más cerca de la forma de sentir de esta cantante, que ha traspasado fronteras con su arte. Recién llegada de Japón, y lista para volver a coger la maleta, La Trini siente una gran «emoción» ante la presentación de su cuarto disco ante sus paisanos.

-Llegó la puesta de largo del disco ‘Confesiones de una diva’. ¿Cómo se siente un día antes de llevarlo a escena, y en su tierra?

-Muy emocionada y con mucha responsabilidad. Y después de llevar estos temas a otros lugares, como a los Teatros del Canal de Madrid o a países como Holanda o Japón, llegar a Córdoba con ellos es un regalo porque podré compartirlos con la familia, con los amigos y con todo el público de mi ciudad.

-¿Le impone especialmente actuar ante sus paisanos?

-No, y si tengo nervios son bonitos, porque es emocionante. Me preocupa más poder llegar bien vocalmente.

-¿Cómo ha estructurado el espectáculo? ¿Qué verán los espectadores sobre el escenario?

-Van a ver a La Trini divina, pero también a la humana. Hemos estructurado el espectáculo de manera que pueda haber una parte cantada y, a la vez, una pincelada de baile por parte de Rafael del Pino Keko. También hay una parte instrumental y tendrá su protagonismo uno de los músicos más importantes del panorama actual, José Quevedo Bolita, que es el productor de Miguel Poveda y Marina Heredia, entre otros artistas, y alguien con quien quería trabajar desde hacía tiempo. Vamos a hacer una pieza los dos solos, el Romance de la dulce queja, de Lorca. Es todo un lujo.

-En efecto, además de sus músicos, en esta ocasión la acompañarán sobre las tablas estos importantes artistas. ¿Qué aportan al espectáculo?

-Variedad. El sonido de la guitarra de José Quevedo, que no está en el disco, va a aportar frescura y musicalidad. Y Rafael posee el arte de su figura y haremos una de las canciones como un paso a dos. Creo que le van a dar dinamismo y frescura al espectáculo.

-¿Qué elementos son indispensables en sus espectáculos?

-Me acompaña, por mi estética, la teatralidad. Y gracias a Jesús Mesa, diseñador de luces y escena, se va crear un clima muy íntimo, entre candilejas.

-En este disco recopila canciones de otros artistas que le han acompañado toda su vida. ¿Cree que ha conseguido hacer suyos esos temas tan conocidos en voces de otros?

-Sinceramente, sí. Desde muy pequeña, he sentido la necesidad de hacerlas mías, de darles un toque diferente, el que yo quería, sin fijarme en lo que los demás hacían. He tenido una gran ayuda de Juan Antonio Sánchez, que ha transformado los arreglos y ha llegado a lo que yo verdaderamente sentía. Tenemos muy buena comunicación.

-¿Puede una versión superar al original? ¿Ese es su reto?

-No me lo he tomado como un reto, simplemente son canciones que han venido a mi vida y se han quedado, que llevaban y llevan nombre impreso. Las he sentido siempre y no he pensado en superarlas porque cada artista aporta algo bonito.

-Pese a la fuerza que tiene el flamenco en sus discos, siempre ha buscado otros ritmos con los que fusionar este género. ¿Por qué?

-Porque esas músicas llegaron a mi vida sin pretenderlo. Mis orígenes son copleros, flamencos, pero cuando conocí la música cubana, la brasileña o el jazz, empecé a coger un poco de cada una y lo he hecho como lo sentía, sin más. Y este disco es el resultado.

-Ha dicho que con estas canciones ha viajado a su interior.

-Son canciones especialmente representativas para mí y forman parte de las historias que yo también he vivido, por tanto, están grabadas a fuego en mi camino y mi corazón.

-¿Cuál es su favorita, la que más le llega al alma?

-Es difícil decir una, pero quizá Fiebre de ti, una canción cubana maravillosa que interpretaba Beni Moré, o las coplas que me recuerdan a mis inicios. Tienen un especial sabor para mí.

-¿Cómo se ve hoy, después de tantos años de trayectoria?

-Más serena, en el sentido de que uno al final entiende que el arte y la música tienen que fluir. Todo el mundo entra en el año nuevo con propósitos o expectativas, pero yo no entro con ninguna. Voy a dejar que la vida me sorprenda y no pido nada que no sea salud.

-¿Se ve componiendo?

-He tenido compositores que me han hecho canciones, como Pive Amador y Andres Herrera El Pájaro en mi primer disco, y en Las arañas de Marte fue Antonio Pastora. Yo estoy en ello, aunque no sé a qué tipo de estilo me llevará.

-¿Dónde viajará el espectáculo?

-Ahora iremos a Madrid y Holanda, y confío en seguir viajando, pero antes tengo una gran ilusión por compartirlo mañana con mis paisanos.