Excelente despedida de un actor cuya obra queda para la memoria colectiva del público gracias a producciones como La jauría humana, Dos hombres y un destino, Tal como éramos, Descalzos en el parque, El golpe, El gran Gatsby, Memorias de África, Todos los hombres del presidente y tantas otras, que componen una filmografía tan extensa que no entraría en esta columna. Cuántos momentos memorables contiene ese cine en que ha participado con esa magnética presencia que ha imantado tanto espectador a lo largo de la historia del cine. Robert Redford dice que se marcha de la interpretación con The old man and the gun. Ojalá no sea cierto.

No obstante, si realmente fuera así, lo ha hecho con evidente dignidad y muy bien acompañado por un reparto acorde y de nivel, donde brilla con luz propia Sissy Spacek dando la réplica al fundador del Festival de Cine Independiente de Sundance; también aparecen por ahí Casey Afleck, Tom Waits y muchos otros secundarios de lujo. El personaje al que da vida Redford existió realmente, su nombre era Forrest Tucker, y a sus 80 años consiguió robar un banco en el año 2000, después de pasar la mayor parte de su vida en la cárcel y habiéndose fugado en 18 ocasiones. El filme arranca justo cuando este educado ladrón de bancos, en plena huida, conoce a la mujer que le hará sentir algo así como un amor otoñal, alguien a quien confesar lo inconfesable. Poco a poco vamos a conocer lo que ha sido su vida, gracias al clarividente guión y al buen pulso narrativo de David Lowery, director que conoció a Redford cuando interpretó un papel secundario en su película de 2016 Peter y el Dragón. Narrado con un estilo bastante clásico, uno asiste a la proyección con cierta nostalgia de un cine que ya no es frecuente y de una presencia que quedará impresa para siempre como un monumento a ese tipo de espectáculo que denominan séptimo arte.