El Museo Taurino de Córdoba acoge desde ayer y hasta el próximo día 28 de junio una singular muestra pictórica en la que se reúnen, por primera vez, tres obras muy significativas de los autores Ignacio Zuloaga y Julio Romero de Torres, en las que retratan a tres figuras del toreo de la primera mitad del siglo XX como son Manolete, Guerrita y Machaquito.

La más destacada de las tres obras, por su singularidad, su origen y la dificultad de poderse apreciar fuera de su marco habitual, como es la fundación Zuloaga de Zumaia (Guipúzcoa), es el enorme boceto del retrato de Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete, realizado en carboncillo sobre lienzo por Ignacio Zuloaga y que está flanqueado por otros dos excepcionales retratos pintados por Julio Romero de Torres de los otros diestros cordobeses Rafael Guerra, Guerrita, y Rafael González, Machaquito. La muestra se incluye en el cartel de actos del programa Manolete 100 años vivo, que conmemora el centenario del nacimiento del cuarto califa del toreo cordobés.

Según ha explicado a este periódico el comisario de los actos del centenario, Fernando González Viñas, el motivo principal de esta exposición es poder mostrar «por primera vez en Córdoba juntas estas tres grandes obras de la pintura» de dos destacadísimos artistas españoles de la primera mitad del siglo pasado, que se sintieron atraídos por el mundo de la tauromaquia y sus protagonistas. Hasta el punto, señaló el comisario, de que Zuloaga intentó ser torero sin éxito, aunque sí que aparece en algún cartel como novillero.

El cuadro de Zuloaga tiene como característica el hecho de ser un boceto a carboncillo, que para muchos expertos es considerado como una obra culminada por su excelente factura y la definición de rasgos que recoge del torero cordobés, especialmente su rostro. Se da la circunstancia, señala el comisario, de que el boceto de Manolete fue pintado en 1945, pocas semanas antes de que el autor del lienzo muriera.

Además, indica, la obra ofrece otra simbólica característica, pues «parece que la figura del torero se difumina», como augurando el trágico desenlace de la vida del torero con su cogida mortal en la plaza de toros de Linares».

Los cuadros de Julio Romero son anteriores, de los años 1900 y 1911, y responden al fiel estilo pictórico del artista cordobés y su afición por el mundo de los toros, que, además, también por primera vez, se exponen conjuntamente, pues una de ellas, la de Rafael Guerra, Guerrita, pertenece a la colección de la familia Salinas Guerra, y que está cedida al Museo Taurino de Córdoba; y el segundo, Machaquito como apoteosis del toreo cordobés, es parte del patrimonio del museo de Bellas Artes de Córdoba.