La escritora superventas Eva García Sáenz de Urturi no solo tiene un nombre se diría que aristocrático que no cabe en una tarjeta de visita, también una pasión por la historia que llegó incluso a impregnar su popular trilogía policiaca sobre la Ciudad Blanca, es decir Vitoria. Ahora ha invertido los términos y en ‘Aquitania’, la novela que le ha valido el Premio Planeta, inserta un misterio a resolver dentro de una trama medieval. Todo un historión que no tiene nada que envidiar a 'Juego de tronos'.

'Aquitania' tiene una protagonista muy fuerte e interesante en su interior.

Sí, es Leonor de Aquitania, la única que ha sido sucesivamente reina de Francia y de Inglaterra. Una mujer que decidió separarse de su primer marido y conspiró contra el segundo a favor de sus hijos, y en particular de su favorito, Ricardo Corazón de León. En ella se refleja la idea de lo que era Europa en el siglo XII.

El misterio que echa a rodar la novela es el supuesto asesinato del padre de Leonor. ¿Fue realmente un crimen?

Cayó fulminado, víctima de un envenenamiento frente al altar mayor de la catedral de Santiago. Se dijo que fue por un pozo poco salubre, pero curiosamente nadie de su séquito se vio afectado. Es perfecto como inicio de un 'thriller'.

Sí, huele a sospechoso.

Y más cuando el ducado de Aquitania, el más rico de Francia, más rico incluso que el resto del reino, quedaba debilitado con la muerte del duque y la heredera de este, era ella, una niña de 13 años. Yo imagino una venganza en la que Leonor, que culpa al monarca francés, se casa con su heredero, el futuro Luis VII de la dinastía de los Capetos, con la intención de que en Francia acaben reinando aquitanos. Pero no lo consiguió, solo tuvo hijas.

¿Por qué arrastra Leonor una leyenda negra?

A los 15 años de estar casada con Luis se reencontró con su tío carnal Raimundo de Poitiers de quien se sospechaba, así lo cuentan las crónicas de la época, que había sido su amante. Acompañó a su marido a Tierra Santa con el matrimonio en crisis y allí volvió a encontrarse con él, pasaron diez días juntos de gran complicidad. La crónicas dicen que el de Poitiers era de fácil verbo y el príncipe más hermoso de la cristiandad. Se la llevaron a la fuerza de Antioquía e incluso tuvo que mediar el Papa.

Mucho valor tuvo exigiendo después la anulación de su matrimonio.

En la novela cuando Luis se entera de los planes de Leonor le dice que no quiere ser un semental. Y ella le contesta que todas las reinas consortes están destinadas a ser yeguas paridoras, sin el control de sus cuerpos. Su destino era engendrar varones, si engendras hembras no vales nada.

¿En qué medida ha hecho pasar a Leonor por un filtro feminista muy del siglo XXI?

No he tenido que inventar nada. Ella estuvo muy próxima a las beguinas, que rivalizaron con el poder religioso patriarcal, también era amiga de Hildegarda de Bingen, una mujer cultísima con la que compartía un gran gusto por la literatura. Llevó a su corte a los más delicados trovadores. Y además sin ella nos hubiéramos perdido la leyenda artúrica.

¿Cómo es eso?

Fue la primera editora porque tanto ella como su hija se dedicaron a recoger los textos de tradición oral sobre el reino de Camelot y encargaron a Chretien de Troyes que los convirtiese en una crónica que echa a rodar las novelas de caballería. Sin ella no tendríamos el 'Quijote' que es el punto y final de la novela de caballerías.

Como novelista, abandona a Leonor con 25 años, pero llegó a octogenaria con muchas historias todavía por contar. ¿No le tienta una nueva trilogía?

No sabría decirlo. Cuando salgamos de esta pandemia no sé lo que me apetecerá. Ahora solo tengo un jet lag de 900 años, necesito volver a la realidad.