Como miembro de The Police, Sting acuñó un estilo singular, cruce de caminos entre el punk, el reggae y el jazz, con un puñado de canciones intemporales que se ampliaron aún más en solitario y con una carrera en la que ha osado evolucionar al margen de los patrones del rock y del público, su público. «No hago esto para ganar premios, ni por el dinero, lo hago porque lo amo. Siempre he sido muy curioso y todo lo que he hecho ha sido alimentar mi interés y mi pasión. Creo que nunca estaré satisfecho», afirma en una charla el reciente ganador del Polar Prize, el equivalente al Nobel de la música, que ofreció anoche un concierto en el Festival Jardines de Predalbes de Barcelona.

Lo dice unos minutos después de toparse en los pasillos del Teatro Real de Madrid con el tenor Plácido Domingo, quien ha acudido al coliseo operístico para disfrutar de la apertura del III Universal Music Festival con el directo de este rubio aún en buena forma a sus 66 años, quizás algo más calvo pero de mirada azul metal igualmente ávida, cínica, penetrante. Gordon Thomas Sumner (Wallsent, 1951) se atrevió en los últimos años a repensar sinfónicamente sus canciones, a explorar sus raíces celtas para un musical de Broadway y a indagar incluso entre madrigales y composiciones renacentistas.

«Los gustos del público no me disuaden de seguir mi instinto. Unos se irán y otros volverán. Estoy aquí para aprender», insiste con calma. Sus seguidores, no obstante, aplauden la vuelta a los viejos patrones en su último disco,57th & 9th (2016). «No es como si hubiese abandonado el rock and roll. Es lo que toco cada noche. Simplemente mis últimos álbumes han sido más esotéricos, siguiendo esa curiosidad mía. Este sigue la senda de los álbumes que solía hacer, pero no sé qué será lo siguiente», previene.

Conecta de manera directa con la energía de sus primeras creaciones, las que hizo con The Police, y estas saltan hasta ocupar casi la mitad del repertorio de su actual gira. «¡Son canciones que compuse yo! Melodías, letras, arreglos...», exclama, antes de señalar que por esa razón no siente la diferencia entre las canciones de su época en solitario y las que firmó con su exbanda, temas como Message in a bottle, Walking on the moon”, “So lonely... o la también mítica Roxanne.

¿Cuánto del éxito de The Police le corresponde? «No me corresponde a mí decirlo. Creo que alcanzamos un gran equilibrio entre todos y que fue una parte fundamental de mi ADN», se limita a responder.

Entre esas canciones está la emblemática Every breath you take, himno sentimental que, por su aparente letra sexista protagonizada por un amante obsesivo, se ha visto malparada en revisiones posteriores. «Es una canción ambigua, muy romántica por un lado, pero también un poco escalofriante, y creo que eso es justo lo que la hace especial, porque a veces el amor puede superarte», defiende.

La canción volvió a estar de actualidad recientemente por la interpretación que José Feliciano realizó durante la gala de entrega del Polar Prize en presencia del propio Sting, quien en las imágenes parecía incómodo con la versión del puertorriqueño. «No, no es cierto. Creo que el montaje me hace parecerlo, pero José es fantástico y estoy muy contento con toda aquella velada», contradice.