Con un programa sobre pianos y animales (?) se presentó el pasado jueves en Córdoba el Iberian & Klavier piano duo junto a la Orquesta de Córdoba, todos bajo la dirección de Lorenzo Ramos. El concierto comenzó con la Sinfonía nº 82, “El Oso”, En Do mayor, Hob. I/82 de Joseph Haydn, una obra que contiene grandes dosis de esa frescura y agilidad características del maestro austríaco, que sonó literalmente y sin brillo, distante, mecánica, automática. Nada nuevo. Tras el descanso comenzaba el festival pianístico-sinfónico; primero con el Concierto para dos pianos nº 10, en Mi bemol mayor, K. 635 de Mozart y más tarde con El Carnaval de los animales de Saint-Saëns, pero la sorpresa no estuvo en la interpretación de Sierra y Tévar, que fue buena y contenía mucha más música que la que ejecutó el director desde su podio, sino en la insólita sonorización que se había preparado para la ocasión. Dos micrófonos situados a pocos centímetros del piano de Tévar y a un metro del de Sierra protagonizaron el resto del concierto: el piano del primero superaba con creces al de la segunda, descompensando desde el primer hasta el último momento su interpretación, además de amplificar exageradamente -hasta distorsionarlo- el sonido del pianista, convirtiendo de facto los pasajes a dúo en «en eco», en los que la pianista parecía tocar desde el fondo del escenario. Lo que escuchamos los asistentes no se correspondía con la interpretación del «Iberian»; alteradas por la sonorización, las cadencias a dos pianos resultaban asimétricas -en una obra que iguala los papeles de ambos-, y en Tortues, de El Carnaval, el contrabajo no se escuchó -perdiéndose la comicidad de la pieza-, quedando casi como un solo de piano. Son sólo dos ejemplos de las consecuencias del trucaje que resulta de una sonorización innecesaria y mal resuelta. Solamente tras los aplausos del público pudimos escuchar al dúo con cierta objetividad, al sentarse a interpretar una nana de Francisco Alonso a cuatro manos, que resultó bastante más sutil que lo que había sonado hasta ese momento.