No es la primera vez que Silvio Berlusconi inspira una película. Nanni Moretti ya filmó en el 2006 El caimán (no estaría mal que alguien se animara a programar esta producción que aún permanece inédita en Córdoba), donde un productor cinematográfico en crisis acepta la propuesta de realizar un filme sobre Il Cavaliere. Ahora es Paolo Sorrentino quien lleva a cabo su particular visión del personaje. Y aunque, en realidad, la versión original son dos películas, que suman 200 minutos, aproximadamente, tituladas Loro 1 y Loro 2, fuera de Italia se presenta como un solo filme de 150 minutos. El director de La gran belleza vuelve a regodearse en lo excesivo de una puesta en escena con la que, de nuevo, homenajea al gran Federico Fellini. Parte de una excusa argumental en la que un provinciano hombre de negocios sin escrúpulos busca dar el salto internacional acercándose al que fuera presidente de Italia, atrayendo su atención con el gancho de un grupo de mujeres, aquellas que se conocieron con el término de velinas.

Como ya ocurriera en Il Divo, cuando Sorrentino dibujó un magnífico retrato de Andreotti, el gran actor de cine y teatro Toni Servillo se esconde tras la máscara componiendo un excelente trabajo gracias al cual se convierte en el centro de atención de la cinta, doblándose incluso en dos personajes que comparten secuencia frente a frente. Una pena que aquí no hayamos podido disfrutar de los matices de la voz de este actor, ya que la única versión que se ha ofrecido es la doblada. La música es la otra protagonista, como suele ser habitual en los trabajos de este director, gracias a la cual compone estudiadas coreografías que rueda con precisos movimientos de cámara y efectivas ralentizaciones, enfatizando cada uno de estos pasajes. Como el título en español indica, la película se centra en el personaje y sus alrededores.