José María Gallardo a la guitarra, junto al flautista argentino Ezequiel Cortabarría, ofrecieron un homenaje al compositor Astor Piazzolla, del que se cumplen 25 años del fallecimiento, bajo el título 14 maneras de echarte de menos. Piazzolla dedicó a la guitarra sola un ciclo de cinco piezas y, además, solía tenerla presente en su quinteto (aunque eléctrica), por lo que su música se presta a arreglos. También tiene un concierto para bandoneón, guitarra y orquesta de cuerdas. Comienza el concierto con la única obra original para esta formación, flauta y guitarra, la --Historia del tango-- que hace un recorrido por la evolución con Bordel 1900, Café 1930, Nightclub 1960 y Concert d’ujourd’hui. Aunque siguiendo la partitura, el dúo aporta su visión personal con algunos añadidos.

Le siguieron arreglos de otros tangos (hasta llegar a los 14 del título), donde el mestizaje de influencias de los intérpretes se hace palpable: «Hay concertistas que tienen la necesidad de expresar su propio lenguaje, como entre otros, sería mi caso», escribe Gallardo. Demuestra ser un guitarrista muy versátil, que lo mismo se acerca a técnicas y armonías del jazz que da rienda suelta a recursos flamencos, sacando rendimiento a la sonorización, tratando de hermanar estilos.

Para guitarra sola interpretó algunas piezas, como la Milonga del Ángel. También Adiós Nonino, en un momento muy emotivo, en el que tras las palabras del flautista Ezequiel explicando el «surgir» de la obra, sirvió de homenaje la melodía universal de la propia obra que Astor dedicó a su padre.

El concierto fue acompañado por una secuencia de imágenes del propio Piazzola, en conciertos y personales, y de momentos del tango, con bailarines, tocando el bandoneón, locales…

Con Verano porteño, Oblivion y Libertango terminaron el concierto. El flautista, conocedor del tango, hizo gala de la expresividad y del uso de numerosos efectos. Como propina, la composición de J. M. Gallardo Obertura de Silverio. Nos dice que es su homenaje andaluz al Tango (tangos).