Christina Rosenvinge, la artista que emigró a EEUU tras toparse en España con la incomprensión de sus primeros discos, vive 20 años después un momento de celebración personal y ajena, materializado en el Premio Nacional de Músicas Actuales 2018, el reciente Premio MIN al mejor disco de pop y su debut literario. «Haciendo el libro me he dado cuenta de que en el caso de muchas mujeres hay una interrupción de 10 o 15 años para tener hijos y, cuando vuelven, hacen algo enorme. Es el caso de Patty Smith o Louise Bourgeois. Por eso muchas llegamos a la plenitud artística a los 50, que es cuando los niños han crecido», reflexiona en una charla sobre su gran momento actual.

El motivo esta vez no es un disco de estudio nuevo, tras las buenas críticas del previo Un hombre rubio (2018). Ni siquiera el recopilatorio con el que desde hace años la tentaban, «una idea decadente y con poca creatividad que aportar». Sobre la mesa de la entrevista descansa Debut. Cuadernos y canciones (Random House), su primer libro, en el que ha reunido todas las letras de sus temas musicales desde la publicación en 1992 de su primer álbum en solitario, Que te parta un rayo.

«Fue un disco muy importante. En Alex & Christina componía letras y melodías, pero el genio musical era él y yo no participaba mucho en la producción; hasta que no empecé a escribir sola, no descubrí que también podía hacer esa parte y, entonces, me quité complejos», rememora. Gran coleccionista de cancioneros desde la adolescencia, su editor la convenció para ir más allá de la pura antología y contextualizar cada uno de sus discos, lo que depara una colección de reflexiones, anécdotas y vicisitudes «más allá del glamour» que se presupone a este mundo. Así, narra, por ejemplo, el germen de temas como Tú por mí, el primero que terminó a solas, tras el que se esconde una historia de gran carga dramática, pero atenuada por el tiempo y narrada con el «humor mediterráneo que permite sobrellevar las desgracias».