Esta vez no actuó, no subió a recoger ningún premio y ni siquiera apareció en pantalla durante las casi tres horas de gala televisada, pero, a su conclusión, Rosalía lideraba el palmarés de los Grammy Latinos junto a la mexicana Natalia Lafourcade y el colombiano Carlos Vives. Todos ellos con tres galardones. Un año después de que los grandes premios de la música hispana en Estados Unidos se rindieran ante el ‘El mal querer’, la artista catalana volvió a volar alto entre los pesos pesados de la industria, en esta ocasión, por dos de las colaboraciones que ha emprendido desde entonces con el reguetonero Ozuna y el rapero Travis Scott. Una fórmula que le ha servido para acercarse a un público más heterogéneo y seguir en boca de todos sin un disco fresco en la calle desde hace dos años.

Rosalía celebró esta última ronda de reconocimientos con un vídeo colgado en las redes sociales donde grita al viento sus tres Grammy. La artista lleva varios meses en Miami, donde está aprovechando la cuarentena para trabajar en la continuación de ‘El mal querer’. “Muchas, muchas, muchas gracias Latin Grammy. Tengo tantas ganas de traer nueva música”, escribió para acompañar el mensaje.

La española se llevó los galardones a la mejor canción urbana y actuación de fusión urbana por ‘Yo x Ti, Tu x Mi', su trabajo junto al puertorriqueño Ozuna. Cerró la terna con el mejor vídeo corto por ‘TKN’ (dirigido por Nicolás Méndez, de la productora catalana Canadá), su incursión reguetonera en el mundo mafioso de la omertá. Nuevamente mano a mano con Travis, con el que ya encabezó las listas hace un año con ‘Highest in the Room’. Sus tres premios se entregaron antes de que comenzará la ceremonia televisada.

La sombra alargada de Rosalía restó brillo a otros protagonistas de la noche. Empezando por el reguetón y el trap, los dos géneros ninguneados el año pasado, cuando quedaron marginados de las grandes categorías pese a ser la gasolina que mantiene vivo el 'boom' de la música latina en EEUU. Tras las protestas de la pasada edición, J. Balvin, Bad Bunny y Ozuna copaban esta vez las nominaciones. Y si bien no hubo una redención en toda regla, todos ellos rascaron algún gramófono.

Mejor actuación de reguetón para Bad Bunny por ‘Yo Perreo Sola’, una categoría recién estrenada este año, y álbum de música urbana para ‘Colores’ de J. Balvin, además del doblete mencionado de Ozuna junto a Rosalía. En orden de importancia, sin embargo, todos ellos se quedaron por detrás de Residente, el nombre de guerra de René Pérez Joglar, otro de los clásicos del género, que se llevó la canción del año con ‘René’, su desgarradora disección a corazón abierto de la soledad de la fama y la nostalgia por la vida anónima que llevaba antes de salir de Puerto Rico.

“El arte no se hizo para ganar premios o establecer récords”, dijo el que pasa por ser el artista más premiado en los Grammy Latinos por su etapa en Calle 13. “El arte está hecho para ser un reflejo de lo que nos afecta, para ser libres y decir lo que sentimos”.

La gala se celebró en Miami, pero esta vez no hubo público ni alfombra roja por motivo de la pandemia, que atraviesa por su peor momento en EEUU. Para darle un poco de chispa a la transmisión, hubo conexiones con Buenos Aires, México DF, Río de Janeiro y Madrid, donde actuó José Luis Perales desde una terraza de la capital, interpretando ‘¿Y cómo es él?’ y ‘Te quiero’. También se rindió tributo a Julio Iglesias, compartido por el homenaje a Juan Luis Guerra y Roberto Carlos. No acabó ahí el acento peninsular porque Alejandro Sanz volvió a llevarse otro de los platos fuertes de los Grammy Latinos, en esta ocasión, la mejor grabación del año por ‘Contigo’.

La gran triunfadora de la noche fue sin embargo la mexicana Lafourcade, que se llevó el disco del año por 'Un canto a México. Vol.1', su atorciopelado tributo a la rica tradición musical de su país.