Llegó el gran día. Y como era de esperar, Rosalía lio la traca en Córdoba. La cantante catalana se metió al público en el bolsillo desde que saltó al enorme escenario instalado en la plaza de toros de Los Califas, aunque quizá supo a poco su hora y 15 minutos de concierto. La gran protagonista de la 12ª edición de la Noche Blanca del Flamenco desplazó el epicentro del evento cordobés con el arte jondo de su espacio habitual, el caso histórico, debido a la necesidad de ubicar esta actuación en un recinto que ofreciera la suficiente seguridad a una cantante cuyo meteórico ascenso la ha convertido en una artista global, y a la que muy pocos pudieron acercarse. De hecho, un batallón de agentes de seguridad privada se ocupó de ello hasta el más mínimo pormenor.

El público se entregó a la artista cuando su arrebatadora voz entonó los primeros compases de Pienso en tu mirar, el tema escogido para iniciar un impactante espectáculo cuidado al detalle, en el que destacaron las deslumbrantes coreografías que la artista puso en escena junto a su séquito de seis bailarinas, toda una marca de sus actuaciones que hace a la cantante arrolladora sobre el escenario, donde también se pudieron ver innovadores juegos de luces de mil colores y audiovisuales.

Un grupo de palmeros y palmeras coristas acompañaron a Rosalía en el recorrido por los temas de su disco El mal querer (2018), el álbum que ha encumbrado al éxito a la artista y que la ha llevado a convertirse en un icono global. Ataviada con uno de sus originales modelos, en esta ocasión de color blanco, igual que sus bailarinas, la cantante catalana se dirigió al público: «Córdoba, cómo estáis? Yo, muy feliz de estar aquí», para después reconocer haberse quedado «impresionada» al ver las inmensas colas de personas que aguardaban desde primera hora de la tarde su actuación. «Estoy muy afectada por tanto amor recibido», continuó la intérprete ante la aclamación de un público heterogéneo en el que sobresalían los jóvenes, a los que tiene el mérito de haber acercado el flamenco al combinarlo con géneros como el pop y el trap, un sonido que está consiguiendo exportar a todo el planeta.

FOLCLORE Y VANGUARDIA // Tras el comunicativo inicio, durante este macroespectáculo, de los que se han visto pocos en la ciudad, se corearan uno tras otro los temas de su disco estrella, entre ellos, los archiconocidos Con altura, Brillo o Di mi nombre. Y entre el folclore más castizo y los sonidos electrónicos y urbanos de vanguardia, también formaron parte del repertorio canciones como De madrugá, Lo presiento y Aute Cuture, su último lanzamiento, e, incluso, rescató algún tema de su primer disco, como Catalina, sin olvidar su tributo a las Grecas con el clásico Te estoy amando locamante, ofreciendo para el remate final su mayor éxito, Malamante, aunque después regaló Volver.

Entre palmas, gritos de «tra tra» y bailes varios se vivía la fiesta rosaliana paralela en el Teatro de la Axerquía, donde se dieron cita unos 2.000 seguidores de la cantante, que tuvieron que conformarse con asistir al concierto vía streaming, a modo de cine de verano, gracias a una gran pantalla instalada en el escenario.

Desde el mediodía de ayer fueron agrupándose en torno a la plaza de toros numerosos seguidores de la cantante, que, invitación en mano, perseguían entrar los primeros al recinto para ver lo más cerca posible a su reina, y que accedieron con un riguroso orden, aunque lentamente debido a la exigencia de mostrar el DNI. Más de cincuenta personas, entre técnicos y artistas, acompañan en esta gira a la joven artista, que llegó a Córdoba desde Santiago de Compostela, donde actuó el pasado viernes. Rosalía y su séquito se instalaron en un hotel, desde donde se dirigió por la tarde a la plaza de toros a realizar las pruebas de sonido, para después volver a su alojamiento a vestirse para la actuación, un proceso en el que, según cuentan, puede tardar hasta tres horas.

La expectación que causa la ya universal cantante catalana ha atraído a Córdoba a unos cuarenta medios de comunicación nacionales e internacionales -entre los acreditados figuraba la agencia France Press-, entre periódicos, televisiones y revistas especializadas, lo que da una idea de la difusión que puede tener esta actuación y su consiguiente promoción de la ciudad y para la de la Noche Blanca cordobesa, que, como siempre, acabó al amanecer, aunque en esta ocasión la diferencia la marcó que la batuta la han llevado las mujeres. Y con mucho poderío.