Incluso después de 90 años, en los Oscar hay una serie de cosas que aún tienen que suceder por primera vez. Y la ceremonia que tendrá lugar dentro de unos días podría ser la que finalmente salde la más importante de esas cuentas pendientes. No nos referimos a la posibilidad de que la estatuilla a la mejor película vaya a parar a una ficción de superhéroes, aunque eso, es cierto, también podría suceder, sino a la de que por fin se la lleve una candidata rodada en un idioma distinto del inglés. Hasta este año, en toda la historia de los premios, solo 10 títulos no anglófonos habían logrado hacerse un hueco en las nominaciones finales; la diferencia es que ahora el 11º, Roma, sí tiene probabilidades reales de ganar. En todo caso, la crónica de Alfonso Cuarón sobre sus años de infancia en Ciudad de México podría reescribir la historia de los Oscar con letras aún más grandes si, además de ganar en la categoría reina, lo hace también en la de mejor película de habla no inglesa.

Roma es la quinta película en 91 ediciones que logra ser nominada en ambas; las otras cuatro -Z (1969), La vida es bella (1998), Tigre y dragón (2000) y Amor (2012)- tuvieron que conformarse con el menor esos premios. Pero el triunfo de la octava película del director de Gravity (2013) sería revolucionario también en otro aspecto, más controvertido: proporcionaría el primer Oscar a la mejor película a Netflix, cuatro años después de que el servicio de streaming empezara a producir sus propios títulos. En los últimos años la compañía había conseguido 15 nominaciones, y dos estatuillas, pero Roma representa la primera vez que tiene el premio a tiro no solo en la principal categoría sino también en las de actriz, guion original, película de habla no inglesa, diseño de producción, sonido y edición de sonido. De todos modos, independientemente de lo que pase en la madrugada del lunes, la película ya ocupa un lugar de honor en la Academia de Hollywood por varios motivos.

De entrada, porque iguala el récord de 10 nominaciones para una película no anglófona que hasta ahora ostentaba en solitario Tigre y Dragón; y porque, gracias a ella, Cuarón se ha incorporado al selecto grupo de artistas en toda la historia de los premios que han logrado cuatro nominaciones individuales por una misma película, un título que solo ostenta él. Más allá de números y estadísticas, en cualquier caso, coronar Roma como su vencedora dle 2019 sería un gesto de gran importancia simbólica por parte de la Academia de Hollywood. Porque es una película dirigida por un mexicano y cuya protagonista no solo es una mujer sino el tipo de mujer cuyas historias son silenciadas por el colonialismo y el capitalismo y también las ficciones cinematográficas. Considerando que además es una obra maestra, su victoria no tendría más que ventajas.