Roma, de Alfonso Cuarón, una de las películas más esperadas del año, ya se puede ver en streaming desde hoy a través de Netflix, aunque seguirá programada a la vez en las cinco salas españolas en las que se estrenó hace solo nueve días.

Este hecho inusual en la industria cinematográfica española -que tiene algún precedente, como "Fe de etarras" (2017), de Borja Cobeaga, también producida por Netflix- ha provocado malestar entre los exhibidores españoles, convencidos de que lo que busca Netflix "no es romper las reglas del juego, sino crear un juego nuevo adaptado a sus intereses".

Según ha indicado a Efe el responsable de Comunicación y Marketing de la Federación de Cines de España (FECE), Borja de Benito, desde el punto de vista de los exhibidores españoles, la estrategia de Netflix es "claramente optar a premios".

"Lo suyo no son más que estrenos técnicos: poner la película una semana en una sala de cine y poder presentar candidaturas. Por eso hay estrenos muy reducidos en EEUU siempre antes de los Óscar", ha dicho.

"Y seguro que también lo harán en Inglaterra o en Francia, o aquí en España antes de los Goya. Realmente lo que parece es que a Netflix les da igual si se ponen o no las películas en salas, sean o no obras de arte. A ellos lo que les interesa -ha asegurado- es optar a público y si para eso tienen que pasar por sala, pues van".

El conflicto comienza cuando Netflix, que posee los derechos de distribución del espectacular filme de Alfonso Cuarón rodado en 65 milímetros en blanco y negro y sonido dolby athmos, firma un acuerdo con la compañía Espectarama a la que pertenecen los cines Verdi, para ofrecer la película a otros cines, con unas condiciones desconocidas que sólo aceptan los Albéniz de Málaga.

El hecho de que la película no haya llegado a más salas, defiende FECE, "no es un localismo de los exhibidores españoles: ¿o es que nadie en el mundo quiere aceptar las condiciones de Netflix? Esto es un problema a nivel mundial", afirma De Benito.

Lo que ha pasado en España con "Roma" ha pasado en todo el mundo, "incluido México -país de origen del director-, quizá por eso el caso más significativo, donde las cadenas ofrecieron llevar la cinta a las salas si ampliaba el plazo de ventana, pero Netflix dijo que no".

"Obviamente -continúa-, optar a premios 'gordos' da prestigio y es promoción para Netflix; lo que resulta de esa estrategia es que generar un poco de polémica, por absurda que sea, les viene bien, porque el objetivo final es conseguir el Óscar".

Como ejemplo de esta argumentación, el portavoz de los exhibidores recuerda el estreno on line de la última película de los hermanos Cohen, "La balada de Buster Scruggs", producida por Netflix, que no ha pasado por salas probablemente porque "no creyeron que tuviera opción a premios".

Adolfo Blanco, fundador y consejero delegado de A Contracorriente, empresa distribuidora dueña mayoritaria de Espectarama, ha declinado comentar este asunto con Efe, aunque sí ha señalado que "nunca se dijo que no fuera a seguir ("Roma") en salas si iba bien" comercialmente, como así ha sido.

Netflix, por su parte, ha señalado a Efe que "lamentablemente" no dispone de "comentarios de ningún portavoz disponibles" para compartir acerca de estos comentarios.

Hoy es el caso de "Roma", ganadora del León de Oro de Venecia y favorita al Óscar a mejor película de habla no inglesa por México, pero "pronto" se repetirá la "oscura" estrategia de comunicación que tan buenos resultados le ha dado a la plataforma, opina De Benito.

No es solo una cuestión de no respetar "ventanas" -los tres meses de demora entre su estreno en cines y su salida en internet-, sino de aceptar que son "consumos complementarios", explica De Benito.

"A día de hoy, para nosotros -afirma- es más rival ver una serie en casa que una película, porque eso sí es un cambio de hábitos".

De un modo u otro, seguiremos hablando de Netflix, para quien la prioridad son sus 130 millones de abonados on line.

Entre otras cosas, porque pronto llegarán otros estrenos que se adivinan sonados, como lo nuevo de Guillermo del Toro, "Pinoccio"; Steven Soderbergh, "The Laundromat"; Fernando Meirelles, "The Pope"; Will Smith, "Brigth", o Martin Scorsese, "The Irishman". Tan grandes, al menos, como "Roma".