El conjunto monumental Mezquita-Catedral acogió ayer la Misa de Réquiem en re menor de Wolfgang Amadeus Mozart a cargo de la Orquesta de Córdoba y el Coro de Ópera de Córdoba, en el marco de la celebración eucarística de la festividad de Todos los Santos.

El evento, organizado por el Cabildo de la Catedral con la colaboración de la Fundación Cajasur, congregó a más de 2.700 personas que disfrutaron de la belleza de esta obra inmortal. De este modo, como en años anteriores, y ya van seis, el afamado Réquiem fue interpretado dentro de la solemne eucaristía con motivo de la festividad de Todos los Santos, presidida por el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández, y concelebrada por el Cabildo catedralicio.

El prelado invitó a los fieles a seguir con recogimiento la misa por el alma de los difuntos. A lo largo de la homilía, habló de la muerte desde el punto de vista del creyente. Asimismo, señaló que la Iglesia nos invita en estos días «a orar por los difuntos», algo a lo que ayuda «la magnífica obra de Mozart».

Para concluir su homilía, agradeció a los músicos, tanto al coro como a la orquesta, «la belleza con la que la interpretéis», señalando que la obra «no es una pieza suelta sino que está hecha para ser interpretada en la misa».

Finalmente, pidió a la Virgen María que «nos acompañe en la hora de nuestra muerte», a Ella encomendamos «nuestra vida y pedimos por nuestros fieles difuntos».

Como en años anteriores, la colecta de la eucaristía fue destinada íntegramente a Cáritas Diocesana.

En lo que respecta a la parte musical, contó con la magistral interpretación de la Orquesta de Córdoba, dirigida en esta ocasión por Carlos Domínguez Nieto, y las voces del Coro de Ópera de Córdoba, interviniendo como solistas la soprano Gala Redondo, la mezzosoprano María José Cantos, el tenor Mario Mauriño y el bajo Domingo Ramos, bajo la dirección de José María Luque Tirado.

Cabe recordar que la primera vez que la Orquesta de Córdoba interpretó el Réquiem de Mozart en la Catedral fue en 1993 bajo la dirección de Leo Brouwer. Fue en el año 2013 cuando, por expreso deseo del obispo de la diócesis, Demetrio Fernández, se interpretó por primera vez inserto en la misa de Réquiem como parte de la liturgia de difuntos, tal y como fue compuesto por su autor en el año 1791, y como se escuchó en la tarde noche de ayer en la Mezquita-Catedral.