Tras ocho años de cierre por la crisis y problemas de gestión se reabre el Chillida Leku, el espacio sin límites que encontró el gran escultor vasco para que «la gente pasease por sus obras como por un bosque», a las afueras de Hernani, preparado para ser el buque insignia del arte en Euskadi.

Así lo manifestó ayer la nueva directora del Museo Chillida Leku Mireia Massagué, durante la presentación del centro, en el Caserio Zabalaga, del siglo XVI, junto con Luis e Ignacio Chillida, hijos del escultor, quienes destacaron como principal novedad «la transformación que se ha hecho del museo hacia el siglo XXI». «Hemos trabajado para respetar el legado de Chillida y de su mujer, Pilar Belzunce», explicó Massagué.

Así es que la satisfacción fue la palabra más oída en este día de presentación del sueño de Chillida (San Sebastián 1924-2002), después de que la familia llegase a un acuerdo a finales de 2017 con la galería suiza Hauser & Wirth que hace posible esta apertura como un museo, cuya propiedad mantendrá la familia, que seguirá teniendo un papel clave en la toma de decisiones, informa Efe.

Desde su cierre el 31 de diciembre de 2010, los herederos del artista celebraron innumerables conversaciones y exploraron diversas fórmulas para encontrar una salida al problema, que en algunos momentos llegó a verse cerca, cuando en 2016 un acuerdo entre la Diputación de Guipúzcoa y el Gobierno vasco iban a poner 50 millones de euros cada uno para llevar el control del museo.

Finalmente no se llevó a cabo y el museo renace con este acuerdo con la empresa privada, con la galería suiza Hauser& Wirt, una de las más importantes del mundo, con sede en Zúrich, Nueva York, Londres o Los Ángeles, que «repondrá la figura de Chillida en el mercado del arte del siglo XXI».

El museo, un sueño para el visitante, será visitado hoy por las instituciones políticas y culturales, como el ministro de Cultura, José Guirao, y por el lendakari, Iñigo Urkullu, y el fin de semana tendrá una jornada de puertas abiertas con la visita de 1.200 personas elegidas mediante un sorteo, y el 17 de abril al público en general.

Chillida Leku cuenta con 43 esculturas de gran formato fuera, en las campas de Zabalaga, entre ellas también cuentan algunos préstamos como, Elogio del hierro III, prestada por el BBVA o Elogio de la luz, que vuelve tras años de periplo por el mundo.

Ya dentro del caserío se exhibe la muestra, comisariada por Ignacio Chillida, Ecos, una exposición retrospectiva del artista con más de 90 piezas que recorren la vida de este escultor que siempre se planteaba la vida con una interrogación, un vasco universal y reconocido en todo el mundo, que primero abandonó el fútbol y después la arquitectura para dedicarse, desde 1942, a desafiar al espacio con sus esculturas.

La muestra abarca desde los años 40, marcados por la figuración, hasta el año 2000 que pasa por el descubrimiento del hierro. Aquí se pueden ver obras en hierro, granito, alabrastro, yeso y papel, y series como las gravitaciones (esculturas en papel donde el relieve y el vacío cobran especial importancia y las famosas Lurras y Óxidos (piezas elaboradas con tierra chamota).

Destacan en esta primera parte de la muestra, la obra que el artista hizo en París en torno a 1948, como una escultura en yeso, madera y algunos dibujos. Ya de vuelta al País Vasco, a partir de 1950, figura también una enorme pieza de escultura alabastros, «luz y arquitectura» y el descubrimiento del hierro, como Oyarak (Ecos), que da el nombre de la muestra.

Además en la parte superior del caserío destacan los proyectos públicos del artista, donde se exhibe una serie dedicada al Peine del Viento, que es también protagonista del primer número coleccionable con el que se quiere impulsar y apoyar que la Unesco la declare Patrimonio de la Humanidad.

Se ha mejorado la accesibilidad al mueso y el párking. La propuesta se completa con la creación de una cafetería y una tienda.