Ni del pasado ni de las rentas. Así es como Raphael (Linares, Jaén, 1943) ha decidido vivir, volviendo a reinvertarse lleno de energía con un nuevo álbum de canciones inéditas, Infinitos bailes, que vio la luz el pasado mes de noviembre y en febrero ya era Disco de Oro. Para este trabajo, el incombustible cantante reclutó a un grupo de jóvenes músicos muy representativos del panorama español, como Dani Martín, Bunbury, Vega, Iván Ferreiro, Izel, Vanesa Martín y Manuel Carrasco, entre otros, para que compusieran nuevos temas para él. Ahora, embarcado en una nueva gira, 'Loco por cantar', que llegará al Teatro de la Axerquía de Córdoba el 10 de junio, vuelca en el escenario esos temas, que él lleva a su terreno, pese a venir de estilos muy diferentes, sin olvidar lo que él llama «las joyas de la corona», o, lo que es lo mismo, las canciones que conocen más de tres generaciones y que el público no perdona su ausencia.

-De nuevo vuelve a patear España y, además, ‘Loco por cantar’ y con un repertorio renovado. ¿Cómo lo está recibiendo el público?

--Está siendo apoteósico, tremendo. Para mí, los primeros conciertos eran un barómetro y, desde luego, se está superando al Raphael Sinphonico.

-A pesar de que son nuevas canciones.

--Bueno, es que también hay truco. Empiezo con las nuevas canciones, pero después doy la vuelta y canto lo que el público quiere escuchar. De todas formas, en los dos primeros temas, Infinitos bailes y Loco por cantar, el público se pone en pie.

-¿Lo ha sentido como un riesgo?

--Siempre que estrenas algo, es un riesgo, pero hay que hacerlo. Tienes que enseñar el culete, no puedes vivir de las rentas siempre. Puedes tenerlas, y es muy bonito, pero es una gran equivocación vivir del pasado.

-¿Cómo es el espectáculo?, ¿quién le acompaña?

--Es un gran espectáculo y me acompaña una orquesta muy rockera.

-¿Qué le lleva a no parar de reiventarse?

--Me gusta a morir mi profesión, y soy de esas personas que tiene la inmensa suerte de levantarse cada mañana a hacer lo que le gusta hacer. Ese es el único secreto, que salgo al escenario loco por cantar, y en todas partes tengo muchas vivencias y recuerdos, y eso sale en el escenario. El público y yo lo pasamos pipa.

-En ‘Infinitos bailes’ canta temas de un grupo de jóvenes músicos muy representativos y de diferentes estilos. ¿Cómo lo consiguió?

--Todos tenían la ilusión de un día hacer una canción, algo, para mí. Y cuando se les propuso componer un tema y, además, con total libertad, nadie lo dudó. Son unas canciones preciosas y vamos a repetir. Ellos lo han hecho en su propio estilo, y no me ha costado nada llevarlas al mío.

-Sé que no va decir el tema que más le gusta, pero, ¿cuál le resulta el más fácil de llevar a su terreno, el más Raphael?

--Creo que el más Raphael me lo ha hecho Vanesa Martín, Calle septiembre. Pero también Loco por cantar, que, de entrada, se llamaba Igual, pero se cambió el título.

-¿Cómo ha sido tener a su hijo como productor en ese disco?

--Manuel es para mí una suerte tremenda. Es un chico que sabe trabajar, sobre todo, cuando trabaja con artistas de cierto renombre y abolengo. Sabe muy bien meter su baza con respeto y buenas formas, y, al final, hay que hacerle caso, porque, además, tiene razón. No es pasión de padre, es que trabaja muy bien y me lo ha demostrado. Ya está preparando mi próximo disco y aún no sé de qué va a tratar.

-No sé si es pasión de padre, pero sí se percibe un gran orgullo por sus hijos, sobre todo por los que han optado por el mundo del espectáculo.

--Manuel ha encontrado la horma de su zapato, Jacobo es director de cine y televisión. Me siento muy orgullo de ellos, igual que de mi hija, que es restauradora. Cada uno es artista a su manera.

-Está claro que le gusta rodearse de gente joven, no es la primera vez que lo hace. ¿No se siente como una especie de vampiro por aquello de absorber la savia nueva?

--De alguna manera, sí. Con ellos aprendo a que no se me olviden ciertas cosas, como los temores o a no perder el respeto a las cosas. La gente joven tiene miedo a ciertas cosas, al riesgo, y es bueno que a mí no se me olvide. No quiero ir por la vida de sobrado.

-Le llaman el ‘Jefe Indie’. ¿Qué cree que les atrae a ellos de usted?

--Yo soy el artista indie por excelencia, en el sentido de que siempre he sido muy independiente. Desde el principio de mi carrera, jamás me he dejado mangonear por nadie, nunca he hecho lo que los demás han querido que hiciera y, afortunadamente, soy un hombre feliz por eso.

-Hoy por hoy, ser independiente significa buscarse la vida sin apenas respaldo.

--Sí, pero eso está mal. Yo siempre he tenido a las grandes casas discográficas a mi disposición, pero cuando me han aconsejado cantar otras cosas que quizá darían mejor resultado, yo siempre me he negado si no me gustaban.

-Además de lo nuevo, en esta gira también habrá una buena dosis de ‘joyas de la corona’. ¿Cuáles no le perdona el público que falten en el repertorio?

--Varias. Mi gran noche, Yo soy aquel, Como yo te amo, Que sabe nadie…

-¿Hay alguna que le canse ya cantar?

--Ninguna.

-¿Cómo anda de manías a los 74 años? ¿Sigue haciendo lo mismo de siempre al subir al escenario?

--Nunca he tenido manías. La única, la de estar seis horas sin hablar antes de un concierto, pero eso es una necesidad.

-Cuando usted plantea en casa que se va a embarcar de nuevo en una gira, ¿su mujer qué le dice?

--Que estoy loco. Y yo le contesto: «Sí, loco por cantar».