Córdoba será la tercera cita del nuevo espectáculo de Raimundo Amador, en el que, de forma íntima y cercana, rinde homenaje a B.B. King y a otros músicos y amigos desaparecidos como Paco de Lucía y Camarón. No faltarán las versiones de algunos de los artistas que siempre han influido en su trayectoria y tampoco la habitual improvisación a la que Raimundo tiene acostumbrado a su público. Todo ello, esta noche, a partir de las 22.00 horas, en el Golden Club

-Llega a Córdoba con su particular homenaje a B.B. King. ¿Qué supuso en su trayectoria el encuentro con el maestro del blues?

--Fue muy importante en mi carrera, al mismo nivel que mi experiencia con Camarón y, en el aspecto comercial aún más, porque lo que hice con Camarón se podía esperar, los dos éramos de aquí y bebimos de la misma fuente, pero lo de B.B. King fue muy fuerte. Nos cogimos mucho cariño.

-De hecho, se estuvieron relacionando hasta su muerte.

--Sí. Desde 1995 estuve tocando con él casi todos los años, y en muchas ocasiones con largas giras.

-¿Qué es lo que más recuerda de él?

--Recuerdo que siempre me daba un consejo: «Sigue siendo como eres». Eso no se me olvidará nunca.

-¿Era fácil la comunicación entre ustedes?

--Siempre llevábamos un traductor, pero él gesticulaba casi tanto como yo, y nos entendíamos solo con los ojos y con las manos mucho mejor que con nadie por medio. Era muy bonito.

-¿En qué va a consistir el espectáculo de esta noche?

--Reinará el flamenco y el blues. Haremos temas de mi rollo, versiones de B.B. King, y también habrá temas de Pata Negra y versiones de artistas y grupos americanos como The Allman Brothers o Jimi Hendrix, de la gente que me ha marcado. Además de B.B.King, será un homenaje a Paco de Lucía y a todos los que nos han dejado.

-Parece que se siente muy a gusto interpretando a otros artistas o compartiendo tablas con ellos.

--Mucho. Lo necesito. Es como una vitamina para mí. Lo mío me gusta, pero necesito tocar esos temas porque me identifico con ellos, y es como un reto para mí.

-Ha trabajado con importantes músicos en su larga trayectoria. Cuénteme algún buen recuerdo y también alguno malo de alguno de ellos.

--De los malos no me acuerdo, tengo mucha facilidad para olvidarlos. Pero eso no me pasa con los buenos. Y uno de esos lo viví con Buddy Miles, el batería de Jimi Hendrix, al que regalé una vara gitana y un zarcillo a juego con el mío. Yo tenía la llave y él, el candado. Aquello le emocionó.

-Lleva más de 40 años trabajando y parece que tanto usted como su guitarra, ‘Gerundina’, le tienen querencia a los escenarios.

--A la Gerundina la estoy dejando tranquila últimamente, ya tiene muchos años. Grabo con ella, pero esa guitarra me ha dado mucho ya, me ha criado a mis hijos, que ya están muy grandes. Gracias a Dios, con lo loco que ha estado uno siempre, aún está viva. Ha estado pegada a mí y a mis cosas toda mi vida.

-¿De toda su trayectoria artística, ¿qué parte recuerda con más cariño?

--Veneno, Pata Negra, la familia Montoya… No sabría decir. Tengo un buen recuerdo de todas esas etapas, aunque quizá el momento más potente fue el concierto de 1998 de Las Ventas, en el que grabé en directo Noche de flamenco y blues con B.B. King, Kiko Veneno, Juan Perro, Remedios Amaya... Aquello fue una noche mágica. En esa época yo estaba muy bien.

-En Córdoba tiene mucho amigos y ‘primos’. ¿Le gusta tocar aquí?

--Me encanta Córdoba. Seguro que vendrán todos los colegas.

-El flamenco también está muy ligado a Cataluña. ¿Qué le parece lo que esta sucediendo allí?

--Yo amo a Cataluña, mis padres se casaron y se conocieron allí y casi nazco en Barcelona. Pero yo no entiendo de política y para meter la pata prefiero no hablar. De política y de fútbol que no me pregunten.

--¿De quién se va acompañar para este concierto?

--Será una cosa muy sencilla e íntima. Una guitarra y un bajo. No hace falta más.