Paco Plaza, después de un acercamiento al cine de terror en sus colaboraciones con Balagueró en la desasosegante saga Rec (2007, 2009, 2012) y tras la inquietante Verónica (2017), hace una inmersión en el suspense con esta Quien a hierro mata. Película tan dura como bien filmada, donde no se esconde la crudeza en una trama escrita con oficio por Juan Galiñanes y Jorge Guerricaechevarría (guionista habitual de directores como Álex de la Iglesia o Daniel Monzón) y en la que no faltan giros narrativos que mantengan al espectador interesado por lo que se cuenta: una historia de venganza, odio y violencia.

El narcotráfico es aquí protagonista y provoca los incidentes que observamos en un argumento bien trazado que arranca con la llegada a una residencia de ancianos del patriarca de un cártel gallego de la droga, recién salido de prisión por una grave enfermedad degenerativa, encarnado en Xan Cejudo (magnífico en su composición) y a quien está dedicada la película después de su muerte. Como en un western, al otro lado del duelo actoral que se mantiene en el filme está el protagonista, un contenido Luis Tosar, en la piel de un enfermero que va a ser padre y al que su pasado (en forma de violentos flashbacks) transformará recordando los peores momentos de su vida junto a su hermano, víctima de la heroína. Conviene señalar el buen trabajo interpretativo de María Vázquez en el papel de esposa del enfermero, con muy buenos y veraces momentos, como el del nacimiento de su bebé.

El tomarse la justicia por su mano, sin calcular las consecuencias que puede conllevar el acto, provoca un desenlace bien pensado, después de hacernos ver un posible final que se complica cuando los guionistas dan una nueva vuelta de tuerca a este relato de intriga que clausuran con precisión y digno de una tragedia shakespeariana.

Excelente puesta en escena para filmar el terror, con la verosimilitud que otorga una muy buena dirección de actores.