«Cuando está aburrido el diablo, mueve la cola», dice Pedro Peinado, ilustrador, diseñador, activista cultural y alma inquieta de la ciudad de Córdoba que, en estos tiempos de virus y distancias, ha conseguido llevar «poesías, escritos, reflexiones» a los cordobeses en una intervención que viraliza la Cultura y la compañía en tiempos de soledad. Su iniciativa «Postales desde el filo» es aparentemente simple: como Peinado tiene en casa miles de postales diseñadas por él y que esperan un mejor tiempo para su comercialización, pensó que sería una buena idea ir repartiéndolas por la ciudad. «Ahora que parece que no podemos ni pararnos a hablar cuando vamos por la calle y nos encontramos con alguien por esa tensión que se genera y porque no sabemos si está bien pararse a hablar, pensé que podíamos ir diciéndonos cosas a través de las postales». Pensado y hecho. Para ello, al principio, convocó a algunos amigos que le mandaron poemas y otros mensajes. Pedro los escribía a mano en las postales y entre él y su amiga Vicky Fernández las fueron dejando por la ciudad. ¿Dónde? «En señales de tráfico, en los bancos, en un árbol o directamente se las damos a la gente cuando salimos a comprar o a pasear a los perros», asegura.

Y como la gente no está acostumbrada, ahora, a que le repartan nada en mano por la calle, algunos se quedan «perplejos». Pronto parecemos habernos habituado a la ausencia del contacto, en la cola de los colmados y supermercados reina un silencio que no ha sido impuesto en el decreto de alarma, y el contacto aunque sea a través de un papel, nos parece temerario. «Ayer me encontré con dos policías, les di unas postales y se rieron. ¿No es ilegal, no?», se pregunta. Primero fueron cuatro y ya han repartido más de doscientas. La expansión, en este caso bienvenida, parece no tener límite.

Pedro siempre ha disfrutado de la cultura de guerrilla y comando, de realizar intervenciones artísticas en la calle, y en este caso entendía que, «dentro del confinamiento, había que buscar algo para mantener el contacto con la gente».

Arte viral

A la iniciativa analógica, la palpable, le siguió la digital: antes de repartir por la ciudad las postales, Peinado les hacía una foto y las compartía en redes sociales, algo que también realizaban quienes habían escrito el texto. Así que, por cada postal inicialmente había dos vectores (de contagio) que la movían. Luego, lo que ocurre en estos tiempos: alguien lo comparte en Facebook, otro en Instagram, otro en Twitter o Whatsapp y ya está el virus, perdón, el mensaje contagiándolo todo, en este caso, de cariño, reflexión y poesía.

Al proyecto se han sumado ya artistas, músicos, periodistas, poetas como Yonka Zarco, Pablo García Casado, Ana Ramos, Raquel Winchester, Nieves Galiot, Pepe Lara, Salvadora Drôme, Juan Antonio Bernier Javier Ramos, Álvaro Tarik, y otros cordobeses han elegido poemas de Carlos Marzal, reflexiones de Nietzsche o versos de Gloria Fuertes.

Las postales, como las que muestran las imágenes acaban en la bolsa de la compra, entre el periódico, o al alcance de quien pase por calles, plazas, fuentes, el alfeizar de una ventana o una fachada. En el caso de las redes sirven para quitar el sitio en los muros «a fake news, bulos y otros contenidos que simplemente enlazamos». A diferencia de estos, las #postalesdesdeelfilo son un contenido «creado» por quienes lo comparten; «están siendo días en los que pocos elaboran un contenido propio, sino que se conforman con reenviar el que hacen otros». Quien quiera participar, y despistar al algoritmo, puede contactar con Peinado en su perfil de Facebook. Hay varios modelos de postales elegidos por Pedro y Vicky, pero se repite con frecuencia el que muestra una persona cargando a cuestas con el corazón, como si buscara alguien con quien compartir el peso.