Obra: ‘Crimen y Telón’.

Texto: Álvaro Tato.

Reparto en gira: Juan Cañas, Iñigo Echevarría/Jacinto Bobo, Fran García, Miguel Magdalena y Daniel Rovalher.

Dirección: Yayo Cáceres.

Dirección musical: Miguel Magdalena.

Lugar: Gran Teatro de Córdoba.

Fecha: 12/01/2019.

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Después de su trilogía clásica compuesta por Siglo de Oro, siglo de ahora, En un lugar del Quijote y Cervantina, con la que obtuvieron el Max al Mejor Espectáculo musical, Ron Lalá trae al Gran Teatro de Córdoba su nuevo espectáculo: Crimen y Telón. En él, la compañía opta por un formato no usual y envuelve la escena en una atmósfera de thriller de género negro y futurista para rendir un homenaje a las artes escénicas. Sitúa al espectador en el año 2032 en el que se imponen los tres pilares del Glorioso Gobierno Global: entretenimiento absoluto, gasto extremo y bienestar obligatorio. Al inicio de la función aparece ahorcado el personaje del Teatro, ¿suicidio o crimen? Para resolver el enigma están el temido teniente Blanco, de la Agencia Anti Arte (la triple A), cuyo objetivo es encerrar en los campos de concentración de Marte a los artistas que todavía resisten y, frente a él, el detective Noir (magnífico Juan Cañas), que todavía sigue siendo un exadicto a la poesía.

Muy conseguida la escenografía por la que se mueven los actores, que conjuga sencillez y sofisticación; cada uno de los elementos cumple una misión. Majestuoso y teatral todo el diseño del espacio lumínico por parte de Miguel A. Camacho, que utiliza una gasa negra traslúcida para proyectar unas bellísimas imágenes de teatro de sombras y que, apoyándose en los haces de luz de las linternas de los protagonistas, sumerge al espectador en un real y auténtico género negro.

Todos los actores están impecables en su trabajo; personajes buenos y malos juegan con el público e incorporan varios papeles cada uno sin que por ello decaiga la interpretación. Perfecto en enfrentamiento actoral y dialéctico entre Blanco y Noir, con gran cantidad de matices. Daniel Rovalher está magnífico en su composición del personaje El Teatro, uniendo lo teatral con lo histriónico en una mezcla medida que recuerda la Commedia Dell’Arte. Muy efectiva la comicidad de la humanización, y consiguiente diálogo, entre las dos caras del teatro: Comedio y Tragedio.

El texto toca todos los extremos, desde los ribetes policíacos hasta conseguir una historia universal del teatro en la que aparecen Lope de Vega, Shakespeare, Molière, Racine, Corneille, Cervantes, Calderón, Valle-Inclán, entre otros. Junto a ellos, personajes como la Dama Duende, Lady Macbeth o Hamlet. Este magnífico texto de Álvaro Tato recuerda los nombres y definiciones de los términos del lenguaje teatral y dice: «No son videntes, son espectadores», o cuando define «¿Qué es una regidora? Nadie lo sabe. Pero si algo va mal, la culpa es suya». Para terminar, un poema (lo suscribo) que dedican al público: «Odio cada pantallita / cada resplandor maldito / y el nefasto sonidito / de una puta llamadita». Magnífica función que va de la mano del metateatro y muestra que, por mucho que el poder se empeñe, nunca podrá acabar con las artes escénicas.