El Centro Pompidou de Málaga presentó ayer la muestra temporal Un país nuevo. Henri Matisse (1869-1954) con un enfoque sobre «el apetito» del artista por la creación y que reúne un total de 48 obras, de los que 17 son pinturas, siete esculturas y 24 dibujos del artista. La exposición permite hacer un recorrido por las obras de Matisse, un artista que revolucionó la mirada moderna con una producción que se extiende a lo largo de más de 60 años y lo sitúa entre los artistas más destacados del siglo XX. De igual modo, la muestra, que recorre medio siglo de la vida del artista y de la pintura del siglo XX y que es el primer acontecimiento enmarcado dentro del 150 aniversario del nacimiento del artista, presenta a Matisse como ese «clásico» del arte moderno cuya radicalidad sorprende incluso en la actualidad.

Así, se cuenta con obras fechadas entre 1900 y 1952 y traza la trayectoria del artista a través de una selección de obras icónicas que hacen dialogar la pintura, escultura y dibujo. En la exposición se muestran alrededor de cincuenta obras, con piezas como El violinista en la ventana (1918) realizada durante su primera estancia en Niza; el Desnudo sentado rosa (1935-1936) que muestra la simplificación radical abordada por el artista desde sus inicios; o uno de sus primeros papeles recortados, Bailarín (1937).

A la presentación de la muestra han acudido el alcalde, Francisco de la Torre; el presidente del Centre Pompidou, Serge Lasvignes; la concejala de Cultura, Gemma del Corral; el director del Centre Pompidou Málaga, José María de Luna; y la comisaria de la muestra, Aurélie Verdier, que ha dicho alegrarse «especialmente» de que este artista sea mostrado en España, en concreto, en Málaga, «en la ciudad natal de su gran rival pero también amigo Pablo Picasso», una relación a la que también aludió Lasvignes.