‘INTRAMUROS’

Autor: Jaime Cedillo.

Editorial: Bala Perdida.

Lugar de edición: Madrid.

Año: 2019.

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«¿Qué importa quién sea el poeta/mientras hable de ti?», dice Jaime Cedillo (Toledo, 1990) en el poema que cierra Intramuros, su primer libro. Un estreno madurado, como queda patente en la voz sólida y depurada que se dirige a nosotros para poner nombre a las emociones que sacuden nuestros cimientos. Cedillo nos ofrece una propuesta de fuerte carácter, capaz de presentarse ante el lector desprovista de trampas e ir directa a sus ángulos muertos. Porque Intramuros no es un mero ejercicio especular, sino que se agita «de puertas para adentro» con un pie siempre puesto en «el país de la filosofía», característica que, como afirma Benjamín Prado en el prólogo, debe tener todo buen poema que se precie.

Articulado en cuatro partes -«Amarga tierra», «Eros esquivo», «Poesía dócil» y «Testimonio»-, Intramuros se abre en círculos concéntricos desde el yo más íntimo del poeta a las siempre convulsas vicisitudes del amor, para concluir con el diálogo de los poemas-legado de la última parte, donde destaca el homenaje a la madre, con palabras que destilan la belleza de la sinceridad y la gratitud, manteniéndose siempre lejos de lugares comunes. Cedillo se reafirma en su mirada, reconoce el camino que le ha traído hasta el hombre que escribe, y así manifiesta su admiración por aquellos «que asumieron/que en la vida se pierde más que se gana» y que, aun así, «no piensan renunciar a la pelea». Después, se adentra en la espesura de «la religión/más peligrosa», pues, afirma, «hablo de tu material en términos sagrados», una fe, el amor, que cuando abandona a su devoto le lleva, por ejemplo, a escribir el acróstico de «Vuelve». Pasada esta geografía, desemboca en poemas en los que adquieren mayor peso las reflexiones y emociones próximas a lo elegíaco o lapidario. Las contradicciones de una naturaleza «fugaz pero infinita» desencadenan en «Medio siglo», dedicado a la madre, o, en «Cuando muere un poeta», para José Ignacio Montoto.

El poeta que habla de ti se llama Jaime Cedillo.