El próximo 1 de enero del 2019, Pau Donés cuelga la guitarra, pero solo sobre los escenarios al frente de Jarabe de Palo, ya que reconoce que, aunque cierra el estudio con llave, no va a dejar de componer porque «ni quiero ni puedo». Y se despide a lo grande tras veinte años de trayectoria con un disco sinfónico que reúne lo mejor de su repertorio, Jarabe Filarmónico, el libro 100 letras y una gira de conciertos que lo traerá el próximo sábado al Palacio de Congresos de Córdoba, donde, asegura, ofrecerá «un concierto «emotivo y bonito, con muchos matices y muy cuidado».

-Lleva tiempo queriendo parar. ¿Por qué ahora? ¿Por cuestiones de salud o porque está quemado de escenario?

-Porque llevo veinte años haciendo esto, enchufado a la música, tengo 50 y ha llegado el momento de dedicar algo de tiempo a mí mismo. He descuidado una parte de mi vida personal que ahora pienso que es importante. Han sido 20 años estupendos y, para un músico de vocación como yo, esto ha sido un sueño.

-Pero un músico nunca deja de serlo. Seguro que tiene algún plan en su cabeza.

-Seguiré componiendo, eso es algo a lo que no puedo ni quiero renunciar, pero solo por el placer de hacerlo. Voy a retomar mis clases de batería y de baile, mi único plan es desconectar de la música. Y lo más fascinante de todo es que entro en una etapa de mi vida en la que no hay planes.

-20 años sobre las tablas ante un público fiel. ¿Sabrá vivir sin eso?

-Sí. Igual que nuestro público sabrá vivir sin nosotros. Tenemos un legado, que son las canciones. Yo sé que la gente no se lo acaba de creer. Hasta mi hija me dice «papi, no flipes».

-Después de presentar de forma íntima ‘50 palos’, esta última gira es más alegre y vital. ¿Quería despedirse con alegría?

-Odio las despedidas, pero cuando tengo que hacerlo, lo hago con una fiesta. Sí, quería despedirme con alegría, sobre todo, porque celebramos 20 años de trayectoria. Lo que hemos preparado para Córdoba, el Concierto para dos, es algo muy emotivo y bonito. Es un espectáculo con mucha dinámica, con muchos matices, muy cuidado. Por el sitio en el que tocamos, este es el formato que nos parecía mejor.

-¿Qué sentimientos le abordan cuando sube ahora al escenario?

-No me despido, solo paro. Pero sí es cierto que en algún momento me digo a mí mismo cuánto voy a echar de menos esto.

-Se marcha por todo lo alto, con libro y disco sinfónico incluido. ¿Cómo se sintió cantando con una orquesta?

-Fue un lujazo. Creo que es el proyecto artístico más potente y poderoso de Jarabe de Palo. Las canciones nunca han sonado tan bonitas.

-¿Qué pretendía con el libro ‘100 letras’ después de descubrirse a sí mismo en ‘50 palos’?

-Quería que quedara constancia de esas cien letras que hemos grabado en estos 20 años, de esas cien poesías que después musicamos y convertimos en canciones.

-A lo largo de la trayectoria del grupo hemos oído grandes canciones. ¿Con cuál se quedaría usted y cuál cree que ha gustado más a su público?

-Yo me quedaría con cualquiera de las que te encuentres al abrir 100 letras. Sobre las que más han funcionado, sorprende que la que tiene más reproducciones en internet es Agua. Es curioso.

-Sin embargo, el gran éxito fue ‘La flaca’. ¿Cómo vivió aquel momento?

-No me acuerdo muy bien. El futuro para mí no existe y el pasado me lo miro poco. Solo sé que fue una etapa estupenda porque de ser personas anónimas de las que todo el mundo pasaba, de golpe, empezó a funcionar.

-¿Qué ha aprendido del cáncer? ¿Cómo se ha enfrentado a esta enfermedad?

-Del cáncer no se aprende nada, con el cáncer se convive. Es cierto que quizá me ha acercado a mi vida cotidiana, y me he dado cuenta de cosas como el placer de llevar a mi hija al colegio o quedar con unos amigos para comer.

-¿Le molesta la expectación que ha levantado que el cantante de Jarabe de Palo tuviera cáncer?

-No, porque lo que he intentado con la exposición de la enfermedad es ayudar a la gente que también la sufre.

-¿Qué piensa de la situación política que vive Cataluña?

-En Cataluña y en España. El problema no es el conflicto catalán, el problema son los políticos. En este país, los políticos son necios, zafios… Me preocupa que los jóvenes sigan esa estela, porque yo hablo de esa panda de corruptos que nos han robado todo lo que han querido escudándose en ideologías que no se las cree nadie. Los políticos tienen que ser gestores, que nos hagan la vida fácil y no robarnos, sino invertir nuestro dinero. El conflicto catalán es otra de las armas para manosearnos, manipularnos y para que ellos sigan siendo poderosos. Es un asco.

-¿Hay algo de lo que se arrepienta en cuanto a su trayectoria musical?

-No sabría decirle. Es verdad que la he cagado muchas veces, soy un adicto al fracaso. Mi vida y mi carrera musical se han forjado a base de fracasos, pero no me arrepiento de nada. En general, estoy contento.