El bailaor y coreógrafo José Barrios ha trabajado durante más de 20 años para las grandes compañías de ballet flamenco bailando y coreografiando y ha presentado su arte por todo el mundo, desde Estados Unidos hasta Japón. El pasado mes de marzo regresó a Córdoba presentando en el Teatro Góngora 'Reditum', su primer espectáculo en solitario, cosechando un gran éxito. Esta noche, a las 21.00 horas, José Barrios será el encargado de cerrar el quinto ciclo Café Cantante del Centro de Flamenco Fosforito en la Posada del Potro.

-¿Qué sensaciones tiene ante la responsabilidad de cerrar este ciclo de Córdoba?

-Venir a Córdoba es siempre un lujo y una alegría para mí, aunque también una responsabilidad muy grande porque aquí están mis orígenes, mi tierra, mi gente, mis profesores y también mis primeros críticos. Cerrar este ciclo es una gran satisfacción para mí porque por él han pasado compañeros míos y muy buenos artistas. Además, el Café Cantante es muy importante porque otorga a Córdoba un gran prestigio, nos permite a los artistas estar en activo y es un enfoque que da mucha difusión al flamenco.

-Este año ha regresado a Córdoba después de muchos trabajando en el extranjero. ¿Por qué ha decidido volver ahora?

-Ha sido una gran necesidad. Me lo habían pedido mucho y, realmente, nunca he dejado de venir a Córdoba porque aquí tengo a mi familia. Me fui a Madrid porque quería trabajar en las grandes compañías y pude estar con Blanca del Rey y con Domingo Ortega, entre otros. Ahora estoy trabajando con María Pagés y también hago cosas por mi cuenta; todos los años voy a Japón, donde monto un espectáculo de flamenco y también he estado de gira en Estados Unidos. Ahora, con 40 años, me veo con la madurez necesaria y también con la necesidad de hacer un espectáculo completamente mío después de los 25 años de carrera. De ahí surgió Reditum, que estrené precisamente a Córdoba porque para mí tenía un valor añadido.

-¿Cómo ha sido la acogida que ha tenido al volver a su tierra?

-A decir verdad, todavía me emociono cuando tengo ocasión de ver el vídeo del estreno de Reditum en algún día de descanso, aunque son pocos los que tengo (risas). Fue una maravilla, el teatro se llenó, recibí muchísimo cariño y la prensa también se volcó porque todo lo que se publicó fue muy positivo. También tuve sensaciones que jamás había experimentado, como cuando en medio de una letra de alegría de Córdoba la gente se arrancó a aplaudir, cuando normalmente se suele hacer en el cierre o en un el corte de la actuación. El público aplaudía en mitad de la función con tanta energía que era indescriptible. Me siento muy contento y muy orgulloso de haber tomado la decisión de regresar a Córdoba para presentar mi espectáculo.

-¿Qué diferencia encuentra entre el público cordobés y el que ha visto a lo largo de estos años en el extranjero?

-Decía Lola Flores que ella cerraba los ojos y sabía el lugar en el que estaba por la forma de aplaudir del público, y hay gran parte de verdad en eso. En Japón, por ejemplo, son muy efusivos y aplauden como si tuvieran las palmas abiertas, mientras que en Israel o Canadá son muy eufóricos. En Alemania, por ejemplo, son algo más apáticos, aunque todos disfrutan muchísimo del espectáculo. Lo que yo sentí en Córdoba fue, más que un aplauso, un gran abrazo lleno de cariño.

-¿Cree que el público cordobés es más exigente?

-Lo que ocurre es que el público cordobés, al igual que el de Sevilla o Jerez, está mucho más acostumbrado al flamenco, ya que en Andalucía hemos crecido con él y está presente en la radio, en anuncios de televisión, etcétera, y a ellos no se les puede vender humo porque saben perfectamente lo que están viendo. Recuerdo que una vez comenté con algunos amigos que son muy puristas en el tema del flamenco que, cuando me puse una bata de cola en el espectáculo de Reditum, al principio se mostraron algo escépticos pero, cuando vieron toda la actuación y vieron que tenía sentido, lo aplaudieron. Es muy difícil engañar a un público que conoce lo que está viendo.

-¿Está trabajando ya en algún proyecto nuevo?

-Sigo trabajando en Reditum y con él tengo proyectos interesantes por delante. También tengo otros proyectos muy interesantes pero, como aún no están cerrados, no puedo desvelar nada. Pero sí puedo decir que estoy muy contento, muy ilusionado con ellos y, sobre todo, con muchas ganas de seguir trabajando.

-¿Tiene intención de quedarse en España una temporada?

-Mi residencia la tengo en Madrid, pero sí que es verdad que viajo mucho. También ahora estoy en una época en la que tengo mucho trabajo, afortunadamente. Estoy diseñando el espectáculo que voy a montar en Japón en enero y también estoy trabajando en otro con María Pagés.

-Por último, ¿Qué pueden esperar las personas que vayan a verle esta noche?

-Es un espectáculo íntimo y voy acompañado de cuatro artistas que son fabulosos: la cantaora Ana Ramón, el guitarrista Isaac Muñoz, el percusionista Luis Dorado y el virtuoso de los vientos Diego Villegas. El espectáculo tiene ese carácter íntimo, en parte, por el lugar donde se celebra, que es la emblemática Posada del Potro. Digamos que el espectáculo va enfocado a ofrecerle un «piropo» a la ciudad de Córdoba.