El joven violinista cordobés Paco Montalvo afronta hoy, a las 20.00 horas, un concierto «muy especial» en la Mezquita Catedral de Córdoba, un escenario que pisa por primera vez, lo cual supone «otro sueño cumplido» y «una gran ilusión» que, además, tiene el aliciente añadido de ser un concierto benéfico. «Me siento muy feliz de poder contribuir con mi música a una buena causa», dice el artista, que agradece a la sociedad Tressis --organizadora del evento con la colaboración del Cabildo Catedral-- esta iniciativa y que haya «contado conmigo para llevarla a cabo».

La intención es congregar al mayor público posible y recaudar fondos para algunos de los colectivos que trabajan para los más desfavorecidos, como Cáritas y Afanic, fundación esta última que ayuda a los niños con cáncer de Bolivia, financiando medicamentos y servicios de ayuda a las familias desde el Servicio de Oncología Pediátrica del Hospital de Santa Cruz de la Sierra en aquel país. «Feliz» y «disfrutando» de su trabajo, Montalvo vive un momento dulce en su carrera, ya que su segundo disco, Corazón flamenco, que acaba de salir al mercado, «está cosechando un gran éxito» y ya ha alcanzado el número 7 en ventas en España y el top 10 en México, duplicando las ventas del anterior, Alma de violín flamenco.

Precisamente, el concierto de esta noche en la Mezquita Catedral estará integrado por algunos de los mejores temas de su primer álbum y un adelanto del segundo, además de un repertorio de villancicos populares. Para esta ocasión, Montalvo irá acompañado de un guitarrista, un percusionista y una bailaora.

El violinista se despide de un exitoso 2017 con una muy deseada actuación en su ciudad, y pide al nuevo año «seguir teniendo la misma ilusión». En cuanto al 2018, según revela Montalvo, también se presenta repleto de trabajo, que comenzará en enero con una pequeña gira de cuatro conciertos por las islas Canarias, a la que seguirán actuaciones en Cádiz, Murcia y Madrid, entre otras ciudades. Paco Montalvo, con una meteórica carrera, se ha convertido en pocos años en un fenómeno de referencia ya que, como pionero, incorpora el violín al flamenco, aunando así su formación clásica a las raíces de su tierra. Su carrera internacional está marcada por dos conciertos: el primero de ellos en Tel-Aviv junto a la Orquesta Sinfónica de la ópera de Israel, y el segundo, en la sala principal del mítico Carnegie Hall.