Orquesta Joven de Córdoba

Director: José Santofimia

Solista: Carlos Marín

Día: Viernes, 11 (Teatro Góngora)

La presentación de la Joven Orquesta de Córdoba en la noche del pasado viernes convocó en el Teatro Góngora a un público entusiasta que completó el aforo de la sala y agradeció con ovaciones el esfuerzo y el buen hacer de los debutantes. La agrupación nace con vocación didáctica, y pretende llenar el vacío formativo existente entre el periodo académico en los conservatorios y el profesional en orquestas, según su director, José Santofimia. Resulta sorprendente y paradójico que, en tiempos en los que los proyectos culturales se caen del cartel por falta de presupuesto, esta ciudad vea florecer orquestas jóvenes que ofrecen generosamente su trabajo a la sociedad en una precariedad inquietante.

El programa confeccionado para este primer concierto de la OJC fue muy ambicioso, con obras de altura en torno al siglo XIX. Las obras interpretadas son de gran dificultad para el director y la orquesta, que sonó empastada y brillante en algunos pasajes y a la que se sumó el jovencísimo pianista madrileño Carlos Marín para la difícil ejecución del Concierto para piano y orquesta nº 2 de Franz Liszt. En la Obertura de Don Giovanni se funde lo chispeante de la comedia y la gravedad del drama en una pieza concisa y clara, caracterizada por una tensión entre opuestos y un difícil equilibrio que los jóvenes músicos exploraron en su interpretación. El concierto de Liszt, que consta de un único y extenso movimiento con temas recurrentes y carácter cíclico --una forma de llevar a la sala sinfónica lo que su yerno Wagner hacía en los escenarios líricos-- requiere una interpretación que articule y ofrezca puntos de apoyo que clarifiquen el recorrido por este continuum . Cerró la Sinfonía nº 8 de Dvorak, una obra trufada de temas populares y hermosas melodías en la que las cuerdas --en especial cellos y contrabajos-- destacaron por su brillante y disciplinada interpretación.