CRÍTICA. SEXTO CONCIERTO DE ABONO
La Orquesta de Córdoba conmueve bajo la batuta de Judith Kubitz
'Las siete palabras' de Gubaidulina vividas en el Gran Teatro solo pueden calificarse de emocionalmente conmovedoras
C. Crespo García
29/01/2021
Estos conciertos del miércoles y jueves pasado se han constituido, por derecho propio, en la clave de bóveda de la temporada 20/21 de la Orquesta de Córdoba. Dice la RAE que conmoción es el movimiento o perturbación violenta del ánimo o del cuerpo. Las siete palabras de Gubaidulina vividas en el Gran Teatro solo pueden calificarse de emocionalmente conmovedoras. Fue una sucesión de momentos entre el abotargamiento de los sentidos y la exclamación rebelde en una atmósfera punzante y opresiva aligerada puntualmente por breves remansos líricos de la cuerda.
Obra maestra, capaz de narrar el estado psicológicamente tortuoso -discontinuo, exhausto- de la experiencia de la muerte por medio de unos recursos tan minimalistas como el diálogo entre chelo y bayán y la participación de la cuerda a modo de corales. Jean-Gihen Queyras hizo un alarde dominio apabullante de su instrumento. Cuando la obra lo posibilitaba sacó músculo sonoro y sonido expresivo. Para el recuerdo también las inflexiones de aire sin sonido que extrajo Esteban Algora del bayán imitando el estertor del moribundo.
Que el éxito de la velada se cimentaba en el arte de Judith Kubitz se evidenció en la Sinfonietta de Poulenc, donde, ya a solas directora y orquesta, se produjo, literalmente, magia sonora. Por conducción flexible, atención a los detalles y a las transiciones, la obra fue llevada con un pulso y una naturalidad asombrosas, y se desplegó toda la belleza, picardía y melancolía que contiene, con una orquesta transfigurada.
Emocionante también el Cantus in Memoriam Benjamin Britten de Pärt. Sobre un tempo base de gran lentitud, cada sección de cuerda entraba dibujando los intervalos descendentes del lamento sobre el resto de instrumentos en pedal y el toque a intervalos de la campana, así, poco a poco, hasta la disolución final del sonido, que pareció no acabar nunca, en el silencio sepulcral de la sala.
Que en menos de un mes, Oksana Lyniv y Judith Kibutz, como aquellas dos mujeres fuertes de Tara, hayan trabajado seriamente con nuestra Orquesta y nos hayan hecho soñar con la rutina de los grandes centros musicales centroeuropeos, representa un pequeño milagro cultural desconocido para el resto de la ciudad. En estos momentos de incertidumbre, tiene un valor incalculable. Aprendamos a cuidar lo que nos cuida.
Temas relacionados
Únete al canal de Telegram de Diario CÓRDOBA y entérate de la actualidad antes que nadie
Este sistema gratuito de notificaciones se suma a la difusión de información en las redes sociales de Diario CÓRDOBA ...
Suplemento cultural en versión PDF ...
Buscar tiempo en otra localidad

- 22:58 h // Vinicius salva un punto para el Real Madrid en el minuto 88 (1-1)
- 22:55 h // Bomberos del Parque de Montilla sofocan un aparatoso incendio en la Plaza de la Rosa
- 22:46 h // Pesca deportiva en Córdoba: ¿Cuándo y dónde?
- 21:37 h // Irak aprueba una ley para proteger a las mujeres yazidís secuestradas por el EI