Haber sido asistente de Kirill Petrenko es, por sí sola, credencial suficiente para esperar lo mejor de Oksana Lyniv en el próximo concierto de abono, este jueves, de la Orquesta de Córdoba. Pero si a ello sumamos que en 2021 será la primera mujer en 145 años de historia de festival en descender al "abismo místico" de Bayreuth y guiar musicalmente una representación, en este caso el El Holandés Errante, el interés se multiplica.

La ucraniana Oksana Lyniv (42) es una músico de nuestro tiempo. Procedente de una familia dedicada a la música, la elección vital de Oksana Lyniv estaba, podríamos decir, predestinada desde la cuna. ¿Pero por qué particularmente la dirección de orquesta, uno de los últimos reductos contemporáneos del culto al "poder masculino"? Primero, como señaló en una entrevista, por la vivencia de esa especie de "shock eléctrico" que se experimenta al dirigir; después, añadió, por la posibilidad de ejercer una forma de poder propia "de las mujeres", una mezcla de flexibilidad, observación y capacidad de análisis de la situación.

Lyvniv despliega una fenomenal actividad con orquestas y teatros entre su país natal y algunos de los centros más destacados de la vida musical mundial (Munich, Graz...). Su hiperactividad llamó la atención de una persona tan reservada como Kirill Petrenko, quien la contrató para asistirle en las labores de preparación de la orquesta de la Ópera Estatal de Baviera. Petrenko reina en la actualidad el mundo de la música como titular de la Filarmónica de Berlín.

Programa vienés para este jueves compuesto por tres compositores, dos austríacos (Haydn, Mozart) y un alemán (Beethoven). La obertura de Il Mondo della Luna (1776) sonó por primera vez como pórtico a la ópera compuesta por Haydn para celebrar la inauguración del nuevo teatro de la corte de los Esterházy. Solistas de lujo para esa obra maestra que es la Sinfonía Concertante en mi bemol mayor K.364 de Mozart (1779), el violinista ucraniano Andrii Murza y la joven violista madrileña Sara Ferrández, formada con Tabea Zimmermann y que, tras su concierto cordobés, se reincorporará a la Filarmónica de Berlín en la que regularmente toca.

La Cuarta Sinfonía en si bemol mayor Cuarta Sinfonía en si bemol mayorde Beethoven parece, junto al resto de sinfonías pares, una obra sinfónica de transición entre sus hermanas impares, en este caso Tercera y Quinta, proyectos sinfónicos trascendentales y de mayor exigencia, pero su riqueza radica precisamente en ese estado de guardia baja: ahí aparece el Beethoven más juguetón, equilibrado y, quién lo diría, de buen humor.