Obra: Cuatro corazones con freno y marcha atrás.

Autor: Enrique Jardiel Poncela.

Reparto: Andrés Acevedo, Eduard Alejandre, Ariana Bruguera, Carmen Flores, David García Palencia, Asier Iturriaga, Javier Martín, Patrick Martino, Alejandro Patany y Guillermo Sanjuán.

Dirección: Gabriel Olivares.

Lugar y día: Teatro Góngora, sábado 5 de mayo.

El teatro de Jardiel Poncela se caracteriza por la selección de situaciones inverosímiles, buscando la comicidad en el lenguaje para lograr un humorismo ingenioso, agudo y mordaz, de raíz intelectual. Crea situaciones grotescas o increíbles buscando siempre contrastes de estilos y registros para conseguir una dura crítica de la sociedad.

Todo ello lo encontramos en Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Dos parejas de enamorados necesitan tiempo para poder llegar a casarse pero deberán pasar muchos años para ello. La solución llega cuando el Dr. Bremón encuentra la fórmula del elixir de la eterna juventud y toman el brebaje junto a Emiliano, un cartero que les acompañará en la aventura de ser inmortales.

Jardiel lleva la acción al siglo XIX, pero en esta versión de Olivares se lleva a finales del XX y la puesta en escena se aleja de un planteamiento clásico huyendo de lo convencional. Se presenta como ágil y desenvuelta a la vez que arriesgada, apartándose del uso de una escenografía naturalista, con soluciones escenográficas ingeniosas, dando rienda suelta y camino libre a la imaginación con unas sucesiones de movimientos, subidas y bajadas a plataformas, casi circenses y acrobáticas, que el cuerpo actoral de la compañía domina a la perfección.

Una visión original la de Olivares, que reescribe toda la puesta en escena de Jardiel Poncela, con actores que doblan personajes e incorporando un narrador en esta comedia de enredos que se llevan al límite a través de la inmortalidad, probablemente porque, si no conoce la obra, mucha parte del público perdería el hilo de la acción al no tener una referencia clara de tiempo y espacio sobre el escenario.

Una obra que mantiene vivo el humor inteligente del autor con una salvedad: el texto está dicho excesivamente rápido, lo que hace que parte del texto se pierda o no llegue con claridad al público.