Carmen Amaya fue la bailaora más famosa del siglo pasado, la que más impacto tuvo en sus compañeros, según Olga Pericet, que ha recuperado su pulso y su mito en Un cuerpo infinito, un viaje de «autoconocimiento» físico y espiritual que estrenará absolutamente mañana sábado en los madrileños Teatros del Canal.

La idea, según explicó ayer en el teatro la coreógrafa y bailaora, se ha ido convirtiendo en «lo más grande» que ha emprendido nunca: «es un paseo muscular al límite, lo que significa mucho dolor tanto físico como del alma», reveló.

Pericet, Premio Nacional de Danza 2018, recalcó que aunque su espectáculo es un reconocimiento «a un mito, a un genio», no se trata de un homenaje a Amaya (1918-1963) y por ello no hay ninguna referencia a su iconografía: «nada que ver con un cartel o un dibujo de los años 60». «No es un homenaje, es una palabra que no me gusta. No se ve a ella y si se la ve es de una forma diferente. La busco después de la muerte», dijo.