El medio tiempo rockero de Leiva vive días de prosperidad: su cuarto disco, Nuclear, le ha llevado este fin de semana a Barcelona como parte de una gira que incluye dos fechas en Madrid. Hablamos con el excomponente de Pereza.

-‘Nuclear’ llega después de su trabajo en el último disco de Sabina, ‘Lo niego todo’ (2017). ¿Observa un influjo de esa experiencia en la nueva obra?

-Pasar un año con Joaquín, haciendo música, como cualquier cosa importante influye en tu obra, pero no me di cuenta del poso que dejó hasta que terminé el disco y escuché Costa de Oaxaca, que engloba cosas que él me dejó. La escribí justo después de terminar el trabajo con él, y ahí siento que está presente.

-¿Son muy diferentes a la hora de afrontar un disco?

-Sí, Joaquín no está siempre componiendo canciones como una necesidad vital, mientras que yo sí voy haciéndolo para entenderme a mí mismo. Joaquín tiene muchos textos y va calzando músicas, y yo suelo hacerlo al revés. Pero al final no difiere tanto. Salvando distancias, ambos somos contadores de historias y a ninguno de los dos nos obsesiona el estilo. En eso nos parecemos.

-¿Se ve más como un autor de canciones que como un hombre del rock’n’roll?

-Sí, para mí eso se ajusta más a la realidad. Nunca he sido militante del rock. Soy consumidor de rock y me gusta, como espectador, ver a quien dedica su carrera a un estilo, pero mi mensaje no creo que sea de rock.

-En ‘Nuclear’ vuelve a haber una pátina de guitarras rockeras que sirven a composiciones muy moduladas, con medios tiempos y baladas.

-A qué llamamos rock, pop, baladas…, es un terreno pantanoso. Es algo que ni me planteo.

-Le incomoda hablar de su música.

-Es que como el proceso de composición no es algo lógico, sino que es un poco mágico, uno no tiene todas las respuestas. No me parece fácil hablar de mi música porque no sé muy bien de dónde ha venido. Bruce Springsteen dice que no debes pararte a tratar de comprender cosas que son mágicas porque te las cargas.

-Fue un mal estudiante. ¿Es un caso de individuo salvado por la música?

-Fui muy repetidor de cursos, no iba a clases, estaba todo el día en el local… Desde muy pequeño he sabido que quería hacer música. Sí, la música me ha rescatado.

-Sus figuras de cabecera son las clásicas: Bob Dylan.

-Su obra completa no la he consumido tanto como la de los Beatles, pero cómo Dylan ha hecho las cosas, cómo ha llevado su carrera, cómo ha cuidado sus textos, su mito, sus transformaciones, sus discos a los 23 y a los 65… La obra de Dylan me parece la más flipante. Los Stones hace mucho tiempo que me dicen muchas menos cosas que él.

-Hay guiños a México en el disco. ¿Un José Alfredo Jiménez no puede estar al nivel que los grandes del rock anglosajón?

-Desde luego, para mí no hay nadie que supere a José Alfredo componiendo canciones. Ese mensaje accesible y con esa profundidad… Es interesante: ahora hay en México una generación que está modernizando el folclore, como Natalia Lafourcade con Los Macorinos.

-¿Se vería incorporando elementos del folclore español o castellano en su discurso musical?

-No, no tengo mucha conexión con el folclore de nuestro país. En casa, desde siempre nuestras influencias fueron anglosajonas.

-Bien, vuelve a Barcelona en un momento dulce, congregando a tanto público como en los tiempos de Pereza. ¿Ha conseguido lo que buscaba?

-Nunca perseguí equipararme con Pereza ni superarlo. Al principio perdí mucho público y luego me he ido reencontrando con él, pero la dimensión que está adquiriendo mi proyecto no forma parte de una ambición. Disfruté mucho de los locales pequeños y ahora de los más grandes, pero estoy seguro de que esto volverá a cambiar. Las carreras no son siempre ascendentes. Mi generación es la última en que las compañías nos fichaban en clubs y apostaban por carreras, a largo plazo... Ahora, es ciencia ficción: se apuesta por una canción.

-En Madrid casi triplica el volumen de su público en Barcelona.

-Sí, es una locura. España es un país muy irregular para la música. Es difícil que un artista tenga una carrera homogénea en todas las partes del país.