Nacho Reig es uno de los componentes del tándem sobre el que se mueve la editorial Dirty Works, un universo impregnado de «café, tabaco de liar y bourbon» con el que Nacho y su socio, el traductor y escritor Javier Lucini, han sido capaces de crear una familia de adictos a sus historias, rescatando para el público español lo mejor de la literatura gótica sureña y sus personajes. Delicatessem.

-¿Por qué cree que tanta gente quiere escribir y tan poca leer?

-No lo sé, supongo que la gente siempre ha tenido necesidad de escribir. Y se lee poco porque ahora todo nos llega muy comprimido, en tuits, artículos cortos en las redes... hay demasiadas distracciones. Antes, o leías o no había manera de enterarte de lo que pasaba en el mundo, ya no.

-¿Qué les llevó a montar una editorial de libros en papel de autores sureños sobre historias de gente con problemas? ¿Querían hacerse ricos?

-Jajaja. Lo que queríamos era hacer lo que nos diera la gana sin tener jefes. ¿Por qué libros? Porque es algo que nos gusta a los dos y que conocemos bien. En papel, porque creemos que la gente a la que realmente le gusta leer sigue comprando papel, a diferencia del cine o la música, cuyos soportes han cambiado. Pasa igual con los autores que elegimos, no buscábamos cubrir un hueco en el mercado ni nada parecido, publicamos lo que nos gusta.

-¿Han llegado a la conclusión de que se puede ganar dinero en España editando libros?

-Lo que hemos comprobado, después de mucho esfuerzo y años, es que se puede sobrevivir, que no es poco, aunque el hecho de no tener a nadie que te diga lo que tienes que hacer, eso no se paga con dinero.

-¿Cómo se reparten el trabajo sucio en Dirty Works?

-Creo que nunca hemos tenido una reunión de trabajo. Javi y yo nos conocemos desde hace muchos años, hemos hecho muchas locuras juntos a lo largo de la vida. Lo único que está claro es que él es el traductor y yo me encargo de la producción. Todo lo demás lo hablamos y la verdad es que no discutimos nunca, siempre estamos de acuerdo.

-¿Qué relación tiene con Córdoba, donde vive actualmente?

-Mi relación con Córdoba es por amor a mi chavala (Marga Suárez, editora de Bandàparte), a la que conocí en un tour por Andalucía. Yo he vivido en muchos sitios y aunque las dos últimas ciudades habían sido Madrid y Barcelona, cuando empezamos, me había instalado en un caserío de Euskadi. Entre eso y Córdoba, decidí bajarme yo.

-Siendo los dos editores, ¿de qué hablan a la hora de comer?

-Tenemos la norma de no hablar de libros de trabajo en casa.

-¿Qué tiene que tener un autor para que forme parte del club Dirty Works?

-Todos tienen en común el tipo de literatura. Todo lo que publicamos lo hemos leído antes y nos tiene que gustar. Javi lleva años leyendo autores en inglés, investiga en internet, en librerías de EEUU. No todos son del sur. Alan Heathcock es de Chicago y vive en Idaho y Bonny J Campbell es de Michigan, pero tienen estilo sureño. El sur de EEUU es la cuna de la literatura americana igual que Andalucía es cuna del flamenco.

-¿Cómo explicaría a alguien que no haya leído ninguno de sus libros lo que va a encontrar?

-Hablan de gente que lo tiene duro en la vida, gente vilipendianda de EEUU, pobre, sin grandes coches, a la que le cuesta llegar a fin de mes, como a mucha gente aquí, es una literatura cruda y realista. Son libros fáciles de leer con historias muy buenas.

-¿El sur de España tiene que ver algo con el sur de EEUU?

-Antes de venir a vivir aquí, conocía mucho mejor el sur de EEUU que el de España y creo que hay una conexión clarísima a muchos niveles. Por ejemplo, la religión. Yo no sabía que la religión era algo tan fuerte en España hasta venir a Andalucía, mientras en EEUU, el cinturón bíblico está también en el sur. Los cortijos son como las misiones de allí, por los andaluces que han vivido en EEUU y los indios navajos trabajan la plata por influencia clarísima española. Lo que sí es verdad es que ellos tienen mucho más presente, son conscientes de dónde viene esa cultura y en España no tenemos ni idea del poso cultural que les hemos dejado.

-La traducción al español debe ser complicada.

-Muy complicada, quizás por eso no se habían traducido hasta ahora, son autores que narran como se habla en el sur, como si aquí un autor escribiera con acento andaluz, ¿cómo traducir eso al español? Nosotros hemos optado por hacerlo neutro, nos parecía un poco mamarracho poner a un hombre de EEUUU acento andaluz, de Extremadura o Murcia. En el contenido, hay mucho paralelismo. La gente pobre, los que no tenemos mucho dinero, tenemos los mismos problemas en todas partes, hay muchas cosas con las que cualquiera puede identificarses, son historias universales porque el sufrimiento es universal. En Noruega, igual no lo pillan, pero en Occidente sabemos de qué va eso.

-Harry Crews, Jim Goad, Larry Brown, Tom Franklin, Dennig Covington y una sola mujer, Bonnie Jo Campbell. ¿Practican la misoginia editorial o no hay mujeres que hagan literatura sureña?

-Cuesta encontrarlas. Este año hemos firmado ya el contrato con la segunda chavala. Buscamos un tipo de autor, nos da igual que tenga pito o no.

-Con algún autor ya han repetido, ¿tienen alguno fetiche?

-Queremos a todos nuestros hijos por igual,, jajaja. La idea es publicar toda la obra de los autores que sacamos, que la gente pueda disfrutar todos sus libros. Nos encanta Harry Crowe y Larry Brown, pero de los que hemos conocido personalmente el que nos ha robado el corazón es Mark Richards que viene de una familia superpobre de Luisiana y ahora trabaja en Hollywood haciendo guiones. Cuando vino a Madrid a vernos, se portó con nosotros increíble. Me dijo ‘yo vengo de la nada y el dinero para mí es como el Monopoly’. Hay muy buen rollo con todos los autores, podrían ser colegas si vivieran aquí.

-¿Qué reacción les llega de los lectores?

-Estamos muy contentos. Hablamos mucho con la gente, contestamos los mails, los pedidos... cuidamos a la Dirty Family que es la que nos da el dinero para las cervezas. Nos hace especial ilusión saber que vendemos mucho en pueblos, en lugares donde no llega este tipo de literatura.

-Hábleme de ‘Caridad’, el último libro que han lanzado.

-Es un libro de relatos de Mark Richards donde aparece gente deforme, con problemas, te hace pensar en los prejuicios que tenemos.

-Los libros de Dirty Works están poblados de ese tipo de personajes, hay un mensaje integrador.

-Nunca me lo había planteado así, pero es una forma bonita de verlo. No nos gusta ser abanderados de nada, pero defendemos una actitud ante la vida, la gente es maja por lo que es a nivel personal, eso es lo que te define como persona.