No han sido pocos los que se han entregado a contribuir en cuerpo y alma a la inmortalidad de las leyendas del rock. No sólo sucede en Las Vegas, un íconico lugar para los transformistas de estrellas, donde competir por ser el mejor clon de Elvis Presley ha sido y es, por ejemplo, un clásico que no pasa de moda. Los dobles de The Pelvis o Tom Jones abundan por las esquinas. A veces, estos mitómanos están tan cerca de la perfección que es difícil descifrar quién es el mito y quién su copia o su guiñol. En la primera década del pasado siglo proliferaron lo que ahora llamamos talents shows en los que el reto era encumbrar al mejor imitador del incontestable ídolo de masas de entonces, Charles Chaplin, Charlot, que tanto monta. Durante un viaje a San Francisco, Chaplin tuvo conocimiento de uno de éstos concursos, y se inscribió de inmediato. El resultado fue tan calamitoso como sorprendente: el verdadero Charlot no pasó de la primera ronda y los jueces le dieron una de las peores calificaciones.

Nadie discute que Freddy Mercury y Queen, la banda formada en Londres en 1970 por Mercury, Roger Taylory John Deacon, es tan inimitable como lo son dos copos de nieve. Ni tan siquiera en Bohemian Rhapsody, la película de Dexter Fletcher que ha encumbrado a Rami Malek por su genial interpretación de Farrokh Bulsara/Freddy Mercury, donde una casi perfecta imitación se aproxima a la realidad de la grandeza de la banda que 46 años después de lanzar su primer gran éxito, Queen (1973), es inamovible del primer plano musical. Pero no son pocos los tributos que, si cierras los ojos, logran trasladarte a la atmósfera de sus grandes conciertos. Revivir actuaciones como las del Live Aid en 1985 o el concierto del estadio de Wembley en 1986, considerados como dos de los mejores recitales de rock de la historia, es posible gracias a bandas de tributo como God Save The Queen, que anoche agotó en Córdoba las localidades de La Axerquía.

El grupo que lidera el argentino Pablo Padín presume de llevar por los escenarios «el mejor espectáculo del mundo» sobre Queen. Le acompaña una banda que por algo fue la seleccionada para protagonizar el clip de la promoción de Bohemian Rhapsody: Francisco Calgaro (guitarra), Matías Albornoz (batería) y Ezquiel Tibaldo (bajo). Y vista la fuerza de su puesta en escena es difícil ponérselo en cuestión. Tras veinte años de mimetizar poses, ritmos y voces que parecían blindados a copias, God Save The Queen hizo anoche que fuera posible revivir en Córdoba himnos del rock como Bohemian Rhapsody, Under Pressure, We are the Champions o We will rock you tal como si fuese el propio Mercury el que estuviese levantando en Wembley a las masas de sus asientos. Aunque uno sigue pensando que en el caso de Freddy Mercury es difícil que corriera la suerte de Chaplin en aquel concurso en San Francisco.