Más que Mercado de Arte, que suena a engolado tinglado de galeristas y marchantes vestidos de Armani, debería de llamarse, a muchísima más honra, Mercadillo de Arte. Un término menos ambicioso pero igual o más digno por lo que tiene esta cita de ilusión, esperanza y garra con medios limitados.

El caso es que ayer miles de visitantes, con mayor o menor atención y tiempo y en pleno puente festivo que ha puesto a Córdoba a rebosar de visitantes, pudieron pasear en Las Tendillas entre las ofertas de 40 jóvenes creadores plásticos, gran parte de ellos cordobeses aunque también muchos llegados del resto de Andalucía. «Y cada año, y ya van para cuatro, hay más peticiones», decía ayer el concejal de Juventud del Ayuntamiento, Antonio Rojas. El edil fue uno de los que se paró en el puesto de Anniku Pineda (con la estética oriental-manga metida en las venas y hasta reflejada en su cara), que ofrecía obras de técnicas digitales desde 1 a 20 euros. Pero también estaba Maya, con figuras a base de pasta de modelar de hasta 50 euros, las fotografías de Álvaro Sades, con marcapáginas de 1 euros hasta increíbles láminas por 40 euros... Y así hasta 40 puestos. Todos con unos precios que nunca deben confundirse con el valor de cada obra. Que no hay tasa para la ilusión y la creatividad.