Antes que cineasta, Peter Bogdanovich fue crítico de cine. Y después de empezar a dirigir sus propias películas (La última película, Luna de papel, etcétera) siguió explorando el medio desde la perspectiva crítica e historiadora, un poco como Martin Scorsese, compañero de generación del Nuevo Hollywood. En el documental El gran Buster, que ha llegado a las salas de cine, Bogdanovich recorre, con ayuda de amigos como Tarantino o Herzog, la vida y obra del genio cómico Buster Keaton.

-El gran Buster

-No era la única razón, pero, desde luego, tuvo mucho que ver. Cuando empezaron a llegarme todas esas invitaciones para pases de prensa… aquello era abrumador para mí. Empecé escribiendo para un par de revistas universitarias. ¡Yo, que ni siquiera fui a la universidad!

-¿Cuál fue su primer contacto con Buster Keaton?

— Cuando tenía 6 o 7 años, mi padre solía llevarme al Moma a ver películas mudas. Mi padre, que era bastante mayor que mi madre, había crecido con el cine mudo; el sonoro le pilló ya en la treintena. Veíamos películas de Charlie Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton… Aquellas proyecciones tuvieron un gran impacto en mí. No sé muy bien por qué, mi padre pensó que podrían gustarme, pero nunca se lo pude agradecer lo suficiente.

-¿Podemos rastrear a Keaton en sus propias películas?

-De algún modo debe estar ahí. Es inevitable. Por ejemplo, cuando estábamos rodando ¿Qué me pasa, doctor?, yo solía referirme a la escena de la persecución por San Francisco como la escena Keaton. Esa es la referencia más clara que recuerdo ahora mismo. Debe haber muchas otras.

-En el documental nos recuerda que Keaton era un actor más expresivo de lo que solía decirse. Y de hecho, podría haber tenido una gran carrera en el drama.

-Así es, pero a mí no me da rabia que no tuviera más carrera en el drama. Lo que me da rabia es que dejara de hacer sus propias comedias después de los años 30. Esa es una pérdida inmensa. También me joroba no haberle conocido. Después de su muerte supe que, en realidad, vivíamos tan solo a unas manzanas de distancia el uno del otro. Me estaba preparando para buscar su rastro cuando murió.

-¿Cuál es su momento de comedia favorito de Keaton? ¿Hay alguna acrobacia a la que retorne una y otra vez?

-Mi escena favorita suya es un poco estática, en realidad. Es una de El navegante, esa en la que bota el barco y vemos cómo se hunde lentamente mientras él mira impertérrito a la lejanía.

-En el documental vemos a Or son Welles reivindicarlo como cineasta y asegurar que El maquinista de la General es más imponente visualmente que El maquinista de la GeneralLo que el viento se llevó

-Y es verdad. Es más realista, eso seguro.

-No sería una película de Bogdanovich si Lo que el viento se llevó

-Pero es que realmente no me gusta demasiado. George Cukor era el primer director y habría hecho un filme mucho mejor. Y, al parecer, incluso después de ser despedido se encargó de preparar a Vivien Leigh y Olivia de Havilland para sus escenas. Él lo negó siempre. Eso es un caballero.

-Alguien a quien no esperaba ver hablar en la película es Werner Herzog. ¿Cómo supo de su amor por Keaton?

-Herzog es buen amigo mío y solemos quedar a comer siempre que podemos, cuando él pasa por Los Ángeles. Una de esas veces le hablé de este documental que estaba haciendo y le pregunté si quería participar. Dijo que sí rápidamente. No sabía si era fan de Keaton o no, pero resultó serlo.

-La influencia de Keaton, de hecho, está en todas partes, en clases de cine muy diferentes. De las comedias más físicas de Hollywood al cine de autor europeo. ¿Vio The tribe

-No la vi, pero Keaton está en todas partes. El otro día vi un anuncio de perfume en el que copiaban a la perfección tres planos de películas de Keaton… Eso en un moderno anuncio de perfume.

-El gran Buster parece, por momentos, una clase (magistral) de cine. ¿La hizo pensando en estudiantes?El gran Buster

-A ver, no me molestaría que la vieran y usaran, pero la hice para que pudiera disfrutarla todo el mundo.

-En los últimos años parece haber acelerado su ritmo de trabajo. ¿En cuántos proyectos anda metido ahora mismo?

-Estoy con dos películas y también con un par de libros. Bastante ocupado. Lo que antes debería terminar es One lucky moon, una pequeña película sobre una ciudad convertida en parque temático del Oeste.

-¿Quedó sorprendido por la buena acogida a Al otro lado del viento

-Me alegró, desde luego. Fue reconfortante, después de todo el trabajo. Pero más que por mí, me alegré por Orson.