La televisión es un medio al que los cineastas suelen acudir cuando quieren disponer de más metraje para contar sus historias, y por tanto se antoja menos atractivo para autores como Nicolas Winding Refn, cuyo cine privilegia la experimentación formal. Y sin embargo ahí estaba el danés hoy, en Cannes, presentando la ficción criminal de 13 horas repartidas en 10 episodios que ha dirigido para Amazon Prime Video. Y aunque resulta imposible sacar conclusiones sobre 'Too old to die young' exclusivamente a partir de los únicos dos episodios proyectados aquí -por algún motivo, el 4 y el 5 en lugar del 1 y el 2-, sus 138 minutos dejan claro que a Refn siguen interesándole los personajes moralmente cuestionables, el ritmo narrativo comatoso, los estallidos de ultraviolencia y los paisajes urbanos nocturnos tintados de neón.

Recuerdo que, cuando estaba rodando 'The neon demon', Netflix estaba empezando a tener mucho éxito desarrollando contenidos originales, y todo el mundo me aconsejara que hiciera televisión, recordaba hoy el director, convertido en autor de talla internacional tras presentar 'Drive' (2011) en este mismo festival. Yo no veo la tele, pero sentí curiosidad por la nueva forma de comunicación con el espectador que las series estrenadas en las plataformas de vídeo bajo demanda representan. En todo caso, él considera que 'Too old to die young' no es una serie sino una película extraordinariamente larga. Y creada para el streaming, que sin duda es el futuro.

En el centro de su narración se sitúa un detective de Los Angeles que hace horas extra como asesino a sueldo - al que el actor Miles Teller dota del suficiente hieratismo para hacer que el conductor al que Ryan Gosling encarnó en 'Drive' parezca un caricato-, y que transita por un submundo criminal poblado por mafiosos rusos, yakuzas y pornógrafos depravados.

El metraje estrenado en Cannes incluye algunas escenas que se cuentan entre lo mejor de la filmografía de Refn, pero también posee todos los tics estilísticos que lo han convertido en uno de los cineastas más divisivos del panorama actual. En todo caso, incluso sus más rabiosos detractores reconocerán -o al menos deberían- su ojo único encuadrar y componer imágenes, y para llenarlas con exquisitez de color.

SILBO GOMERO

Con su tercera película, el 'thriller' 'Black coal' (2014), Diao Yinan fue señalado como uno de los cineastas chinos más importantes de la actualidad; con la cuarta demuestra que no había nada de exagerado en esa reacción. Primero de los títulos aspirantes a la Palma de Oro presentados hoy, 'The wild goose lake' acompaña a un gánster que se alía con una prostituta mientras huye tanto de quienes tratan de meterlo entre rejas como de quienes tratan de canjearlo vivo o muerto por una recompensa. En el proceso, Diao teje una intriga de combustión lenta puntuada por momentos de violencia a menudo estilizada, y en el proceso nos adentra en un mundo en el que todos engañan y en el que siempre parece haber un par de ojos vigilando; un mundo muy oscuro aunque bellamente iluminado por los neones y los fogonazos de los disparos.

De la tercera ficción sobre el mundo del crimen de la jornada, 'Gomera' -también presentada a concurso-, es la primera película puramente de género de Corneliu Porumboiu, pero nadie que conozca el cine del rumano se sorprenderá al leer que eso no le impide ser cine absolutamente personal. Situada mayormente entre Bucarest y la isla canaria que le da título, se sirve de las convenciones del género -el pelele, la femme fatale, los malos malísimos-, para crear un rompecabezas que incluye piezas como películas de John Wayne y referencias guasonas a 'Psicosis', recepcionistas de hotel aficionados a la ópera, al cineasta mallorquín Agustí Villaronga en la piel de un villano filósofo y, en el centro de todo ello, un lenguaje silbado inventado por los guanches para comunicarse a través de barrancos. El resultado es más un juego que una intriga, y es francamente divertido.