Del 20 al 23 de abril llegará al Gran Teatro de Córdoba el musical Priscilla. Reina del desierto, que cerrará su gira en Córdoba con siete funciones. La producción que se verá es la misma que se representó en Londres y llega cargada de premios, entre ellos el de mejor musical del 2015, después de dos años sobre las tablas del Teatro Alcalá de Madrid, donde la han visto más de 400.000 espectadores. Basado en la película australiana del mismo título, dirigida por Stephan Elliott, estrenada en 1994 y que cosechó un Oscar por su vestuario, narra la aventura de tres artistas que trabajan como drag queens y se lanzan a una travesía por el desierto australiano con el objetivo de actuar en una sala de fiestas de un hotel. Hacen el viaje en un autobús, al que bautizan como Priscilla, pasando por pequeñas pueblos muy distintos a su cosmopolita ciudad.

Durante el recorrido, los protagonistas se encuentran con actitudes muy diferentes, pero sobre todo con gente que los rechaza y los mira con desprecio, llegando a sufrir situaciones homofóbicas, todo ello envuelto en una banda sonora que reúne algunas de las canciones más bailadas de la música disco de los años setenta, ochenta y noventa, entre las que destacan I Will Survive, It’s raining men, Finally o Go west, entre otras.

Cuarenta artistas sobre el escenario, quinientos trajes, el mismo número de pelucas, ciento cincuenta pares de zapatos, 23 cambios escénicos y un autobús de tamaño real totalmente robotizado componen esta «divertida» producción, que trata «temas de calado» como «la diversidad de género o la redefinición del modelo de familia», según señala el productor de Somproduce José María Cámara, que explica que «uno de los protagonistas tiene un hijo, al que busca en este viaje». Destinada a todos los públicos, Cámara asegura que esta obra es un «chute de felicidad», ya que esa aventura «no deja de representar un viaje interior en busca de la felicidad, que los tres protagonistas alcanzan a través de la aceptación de sí mismos».

En cuanto al reparto, Cámara destaca la interpretación de los tres actores protagonistas -José Luis Mosquera, Jaime Zatarain y Christian Escudero—, asegurando que cada uno de ellos «borda» lo que se pretende, hasta el extremo que «los productores australianos valoran como el mejor elenco al español».

Por otro lado, el productor resalta el valor de la banda sonora, «una de las joyas de este musical», supone «un recorrido por canciones que hemos bailado todos» y «no hay ningún tema que todo el mundo de cualquier edad no conozca de algún modo».

«Llevar una roadmovie al teatro no es fácil, por lo que se utilizan las canciones lentas para las escenas en las que se requiere proximidad, mientras que las rápidas se usan para las que se muestra el escenario completo», lo que supone «una comunión perfecta entre la múscia y la puesta en escena», añade Cámara, que asegura que el escenógrafo ha sido capaz «de representar la maravilla de ese continente tan desconocido que es Australia», a través de una cuidada escenografía.

La música se desarrolla en directo con recursos grabados, porque «el estilo disco es música grabada», aunque todas las canciones se cantan en directo y corren a cargo principalmente de tres voces de mujer «excepcionales».

«Son tres personajes que están colgados durante toda la obra, y bajan de los cielos de vez en cuando para hacerse cargo de las canciones de los tres protagonistas masculinos» y «simbólicamente» representan lo que aspiran esos personajes a ser, subraya el productor de Somproduce, que explica que se trata de un montaje «muy complejo», que necesita cinco trailers para moverse de ciudad en ciudad, «lo que supone un trabajo equivalente a hacer 20 mudanzas y que tiene su propia coreografía».