El Museo Arqueológico abrió ayer la exposición Divo Augusto, que podrá visitarse hasta el 31 de enero del 2020, y es un fruto más de la colaboración entre la Universidad de Córdoba y el citado museo. La pieza es una figura sedente en mármol, dividida en varios fragmentos, el posterior pertenece a la colección del Museo Arqueológico de Córdoba, de titularidad del Estado, y el frontal y las piernas son de la colección Romero de Torres, de la que es titular la Junta de Andalucía, y están depositados en el Museo de Bellas Artes de Córdoba.

Hace tiempo, la investigación concluyó que estos fragmentos separados pertenecían a una misma escultura romana de gran formato, que podía representar al emperador Augusto, una vez fallecido y con un carácter ideal, asimilado a un dios tras la consecratio (divinización) que le concedió el Senado romano en el año 14, que representa a Divo Augusto, con toda probabilidad la imagen de culto de un templo romano conocido en la ciudad de Córdoba, la antigua colonia Patricia, capital de una de las provincias más importantes del Imperio: la Bética. El personaje representado está semidesnudo, con un manto que le cubre la espalda, parte del hombro izquierdo y las piernas; imita claramente modelos clásicos, fundamentalmente al dios Zeus lo que indica que el protagonista alcanzó la consagración como divus. La disposición del torso, levemente inclinado, sugiere que en su mano izquierda llevaría el cetro, lo que hace que pierda la verticalidad absoluta; restos en el hombro derecho detectan unas cintas que formarían parte de una corona. A pesar de su fragmentariedad, la pieza es de tamaño casi colosal, con casi 2,04 metros, en mármol de las canteras griegas de Paros, uno de los más cotizados en la antigüedad clásica para la realización de esculturas.

El trabajo de investigación arqueológica se ha completado con una restauración respetuosa y reversible, que ha ensamblado estos fragmentos. Todo ello ofrece una nueva y más completa imagen sobre lo que fue, en origen, la pieza y que complementa la información histórica. Detalles de labra de la escultura indican que pudo venir semielaborada desde Roma y que en el lugar de su colocación, el templo de Culto Imperial en el centro de la ciudad romana, sufrió unas pequeñas transformaciones para poder ser colocada sobre un trono. El templo estaría en el área del foro, en el entorno de la actual Calle Morería. Esta muestra de la estatuaria de la Córdoba romana da idea de la grandiosidad de la Córdoba en esta época, donde artistas y mármoles de todo el Imperio confluían, aprovechando el mecenazgo de una de las ciudades con mayor riqueza del mundo romano por el comercio del aceite, el cereal y la plata.