Condensaron el brío airado del punk con un endemoniado sentido del melodrama y pasarán a la historia como ases del artefacto arrojadizo de tres minutos. Fueron los Buzzcocks, un grupo que queda descabezado, ya veremos si definitivamente disuelto, tras la muerte, este jueves, de su cantante solista, así como guitarrista y compositor más destacado, Pete Shelley, a los 63 años.

Un infarto sorprendió al músico en su residencia de Estonia, en una época en que Buzzcocks gestionaban la reedición de su obra y mantenían la actividad en directo. Shelley, nacido en Leigh, en el Gran Manchester, el 17 de abril de 1955, fue el motor creativo y expresivo, en complicidad con Steve Diggle, de esta banda de la primerísima quinta punk británica, surgida en 1976 y que en su versión seminal contó con Howard Devoto antes de crear Magazine.

BANDA DE SINGLES

Los tres discos que facturaron en su era clásica, entre 1978 y 1979, capturaron la confluencia de guitarras expeditivas, una voz en estado de alarma y dinámicas ingeniosas a alta velocidad, si bien Buzzcocks fueron en gran medida una banda de sencillos, y por ello su obra más arrolladora bien puede ser el recopilatorio Singles going steady (1979). Ahí están clásicos no incluidos en álbumes como What do I get? o su debut, Orgasm addict, así como su hito por excelencia, Ever fallen in love (with someone you shouldntve), compuesto por Shelley.

Canciones que elevaron a Buzzcocks como banda influyente no solo en el punk rock sino en el power pop y el punk pop, si bien Shelley tenía a la vez otras inquietudes, como la electrónica de corte germánico, que plasmó en su primer disco en solitario, Sky yen, publicado en 1980 aunque grabado seis años antes. Los sintetizadores estaban presentes en la canción 'Homosapien', de su segundo trabajo indivual, vetada por la BBC por su referencia a la homosexualidad. Los Buzzcocks se disolvieron en 1981, pero volvieron en 1989, y conectaron con nuevas audiencias en su gira con Nirvana en 1994, que pasó por Barcelona (Palau dEsports), ciudad en la que regresarían con frecuencia para ofrecer sesiones siempre fibrosas: la última, en Apolo, en el 2015.